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2024-05-23
Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón,
más conocidos como los Reyes Católicos,
representan una figura emblemática en la historia de España.
¿Queréis saber quiénes fueron y qué consiguieron?
Pues poneos cómodos que hoy en Memorias de Pez os lo vamos a contar.
Para adentrarnos plenamente en su historia,
primero debemos entender el escenario en el que se desarrolla esta.
La Península Ibérica, en el siglo XV, estaba dividida en cinco reinos principales.
Cuatro de ellos católicos, Portugal, Navarra, Castilla y Aragón.
Y el quinto, el Reino Nazarí de Granada, que representaba el último bastión musulmán en la región.
En este tablero político apareció Isabel de Castilla,
hija de Juan II de Castilla e Isabel de Portugal.
Nació en 1451 en Madrigal de las Altas Torres.
Y era la tercera en la línea de sucesión tras la muerte de su padre por detrás de su hermanastro Enrique IV,
que era hijo del mismo padre pero de distinta madre.
Y también de su hermano Alfonso.
Es importante destacar que fue criada en un ambiente de profunda religiosidad.
Y una educación estricta, lo que le marcaría el resto de su vida.
En el Reino de Aragón, en su lugar, tenemos a Fernando de Aragón.
Este nació del segundo matrimonio de Juan II de Aragón con Juana Enríquez,
en el 1452, tras la muerte de su hermano Carlos,
se convirtió en heredero de la Corona de Aragón.
La personalidad de Fernando se forjó en un ambiente de conflictos políticos y sociales importantes,
como la Revolución Catalana, que le hizo desarrollar habilidades en el terreno diplomático y militar.
Tanto Isabel como Fernando pertenecían a la Casa Trastámara.
Eran primos segundos, compartiendo como bisabuelo a Juan I de Castilla.
Poco les importó para contraer matrimonio en el 1469.
La ceremonia tuvo lugar en el Palacio de los Vivero, en Valladolid.
Isabel contaba con 18 años, y Fernando con 17.
La oposición a esta unión venía desde varios frentes,
a pesar de que desde los 3 años habían estado comprometidos.
Pero, ya sabéis, las alianzas matrimoniales reales pueden ser más enrevesadas que una telenovela
y Enrique IV de Castilla y sus consejeros intentaron casar a Isabel con otros pretendientes, sin éxito.
Esta fue la primera oposición.
La segunda oposición vino desde el papado.
Dada su relación de parentesco, la pareja necesitaba una aprobación para que la iglesia reconociera su matrimonio.
Sin embargo, ante la negativa del papa Paulo II a concederla,
decidieron burlar al papado y utilizar una bula falsa para legitimar su unión.
Por lo menos hasta que llegase una dispensa papa legítima, que llegó pero mucho tiempo después.
La solución de estos dos jóvenes, Isabel tuvo que huir de la corte y buscar refugio en Valladolid,
mientras que Fernando tuvo que entrar a Castilla camuflado entre los miembros de una embajada enviada desde Aragón.
Contra todo pronóstico y en medio de un ambiente de hostilidad,
la boda se celebró en secreto, pero claro,
Todavía no les pertenecían la corona de Castilla y la corona de Aragón cuando se casaron.
¿Cómo hicieron entonces para convertirse en una de las parejas más famosas de todos los tiempos?
El principal desafío fue el ascenso de Isabel al torno de Castilla.
A la muerte de su hermano Enrique IV, en 1474, Isabel se proclamó reina de Castilla en Segovia.
Basó su legitimidad en el Tratado de los Toros de Guisando,
que era un acuerdo entre Enrique IV e Isabel,
en el cual se la reconocía como heredera legítima al trono de Castilla.
Pero a algunos no les parecía bien, así que su proclamación desencadenó la Guerra de Sucesión Castellana,
un conflicto que duró desde 1475 hasta 1479,
enfrentando a los partidarios de Isabel y a los de su sobrina Juana,
a la que también apoyaba el Reino de Portugal.
Juana era apodada la Beltraneja,
debido a rumores de que su verdadero padre era Beltrán de la Cueva,
favorito de su madre, lo que ponía en duda su legitimidad.
La guerra terminó con la firma del Tratado de Alcazobas,
que finalmente reconocía a Isabel y Fernando como los legítimos reyes de Castilla a cambio de ciertas concesiones territoriales a Portugal.
En paralelo, en el mismo año en que se reconocía Isabel I como reina de Castilla,
Fernando II asumió el trono de Aragón tras la muerte de su padre Juan II.
Este acontecimiento marcó el inicio de la unión dinástica entre Castilla y Aragón,
ya que ambos soberanos, mediante matrimonio y unos acuerdos mutuos,
unieron sus esfuerzos en varios frentes mientras mantenían las independencias administrativas y legales de sus respectivos reinos.
Aunque esta unión no constituyó una monarquía española centralizada en términos administrativos o legales,
sí que sentó las bases para la futura consolidación de España bajo una sola corona.
Isabel y Fernando adoptaron entonces el lema "Tanto monta",
y también unificaron sus emblemas en un escudo que combinaba los símbolos de Castilla y Aragón.
Para fortalecer su poder, y el del Estado, tuvieron que realizar importantes cambios.
A través de varias medidas, lograron restaurar y fortalecer la autoridad real,
y mejorar la organización del gobierno y las finanzas públicas.
Algunas de estas medidas fueron, poner fin a las luchas de poder entre la nobleza y la monarquía,
que habían sido el pan de cada día en la Baja Edad Media.
Establecer la Santa Hermandad, que era una especie de policía que ayudaba a la recaudación de impuestos y jugaba un papel crucial en la pacificación del reino.
Revisar las concesiones que se habían hecho anteriormente a los nobles,
retirando las concesiones a aquellos que habían apoyado a Juana la Beltraneja en la Guerra Civil.
También se reorganizó el Consejo Real,
donde los letrados, que eran profesionales con formación jurídica,
tomaron un papel central, relegando a los nobles a funciones consultivas.
En el ámbito local fortalecieron su poder a través de los corregidores en Castilla y lugartenientes en Aragón,
que básicamente eran representantes de los reyes en las ciudades y villas con responsabilidades jurídicas y políticas.
Y por último, también tomaron el control sobre las órdenes militares y mejoraron la administración de la justicia creando chancillerías en Valladolid y Granada para facilitar el proceso.
El matrimonio de los Reyes Católicos,
del que se dice que hubo mucho amor,
tuvo como fruto a cinco hijos.
La política matrimonial que llevaron a cabo fue clave para sus alianzas internacionales,
así que casaron a sus hijos con miembros de otras casas reales europeas.
Su hija, Isabel de Aragón, se casó primero con el infante Alfonso de Portugal y tras su muerte con Manuel I de Portugal, su tío.
Juan de Aragón se casó con Margarita de Austria,
vinculándolos al Sacro Imperio Romano Germánico y al Ducado de Borgoña.
Sin embargo, la temprana muerte de Juan en 1497 marca un momento trágico para sus planes.
Juana, la loca, que no estaba tan loca,
se casó con Felipe de Austria, hijo del emperador Maximiliano I,
reforzando los lazos con el Sacro Imperio Romano Germánico.
María de Aragón, tras el fallecimiento de su hermana Isabel,
se casó con el que había sido su marido,
Manuel I de Portugal, manteniendo la unión con Portugal.
Y Catalina de Aragón, primero se casó con Arturo Tudor,
heredero de la corona inglesa, y luego tras la muerte de Arturo con su hermano Felipe VIII,
dando inicio a uno de los culebrones más famosos con el Reino de Inglaterra.
En el terreno religioso también dieron mucho que hablar.
Y es que Isabel y Fernando destacaron por impulsar una política religiosa,
digamos, bastante intensa.
Lograron que el Papa Alejandro VI, en reconocimiento a su gran defensa y expansión de la fe católica,
así como su estrecha colaboración con el Vaticano,
les concediera el título de católicos en 1496. Sí.
Desde entonces, se les conoció como los Reyes Católicos.
La Inquisición, establecida en 1478 para erradicar la herejía,
especialmente entre los conversos de origen judío,
primero recibió luz verde en Castilla,
mediante una bula papal, y luego se extendió a Aragón.
Bajo el firme control de la corona y supervisada por Tomás de Torquemada,
su primer inquisidor general, la Inquisición se convirtió en un pilar de su política religiosa,
la cual incluía el manejo estatal sobre los asuntos eclesiásticos.
Sabemos que el tema de la Inquisición española da mucho que hablar y en nuestro canal tenemos un vídeo sobre su historia y sus mitos.
Continuando con la labor religiosa de los reyes católicos,
la ambición de unificar los reinos de la península bajo una única fe católica también los condujo a tomar medidas drásticas,
tales como la conversión forzada o expulsión de la población judía en el 1492 y de los musulmanes que rehusaron a convertirse al cristianismo en el 1502.
¿Y cuáles fueron los pilares fundamentales de los reyes católicos para expandir sus territorios?
Bueno, para empezar, concluir el proceso de la Reconquista,
con la conquista del Reino nazarí de Granada en el 1492,
poniendo fin a ocho siglos de presencia musulmana en la península.
También impulsaron la expansión ultramarina española,
ya que el mismo año de la toma de Granada,
Cristóbal Colón llegó a América.
Y fue la mismísima Isabel la que patrocinó la locura de Colón,
que acabó demostrando que a veces, en la política como en la vida,
quien no arriesga no gana.
También, los reyes católicos consolidaron y expandieron sus territorios peninsulares.
En un intento de entrelazar sus reinos con Portugal mediante una unión dinástica,
acabaron jugando una partida a largo plazo.
No se concretó hasta el reinado de Felipe II en el 1580,
que fue cuando se anexionó Portugal a la corona.
Eso sí, la anexión de Navarra llegó en el 1512.
Por otro lado, los reyes católicos también trataron de expandir su influencia en el Mediterráneo y Norte de África.
Y por si fuera poco, sus miras también se posaron en Italia.
Participaron en las guerras italianas para asegurar el reino de Nápoles para Aragón.
Se unieron a la Liga de Cambrai contra Venecia y defendieron los estados pontificios de Francia.
Además recuperaron Rosellón y la Cerdaña de Francia.
La conquista de las Islas Canarias culminó en el 1496 con Tenerife,
significando un avance crucial en su proyecto de expansión ultramarina.
La expansión hacia el norte de África,
empezando por Melilla en el 1497, prosiguió con la toma de enclaves estratégicos,
combatiendo a la piratería berberisca y asegurando las costas españolas.
Tras la muerte de Isabel la Católica en el 1504,
la corona de Castilla enfrentó un periodo turbulento.
Isabel nombró a su hija Juana como heredera,
pero las tensiones surgieron cuando Fernando el Católico intentó asumir la regencia.
Estas tensiones se intensificaron con la llegada de Felipe el Hermoso,
esposo de Juana, quien también buscaba hacerse con el poder.
Pero Felipe el Hermoso murió.
A Juana se le declaró incapaz mentalmente de reinar y Fernando el Católico,
junto al cardenal Cisneros, se hizo regente del Reino de Castilla.
Por lo menos hasta que Carlos, el hijo de Juana, estuviese preparado para subir al trono.
No tuvo que esperar mucho porque en el 1516 Fernando falleció y llegó al poder el que sería Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico.
Si os habéis quedado con ganas de querer saber cómo continúa esta historia podéis ver en nuestro canal este vídeo donde hacemos un resumen de todos los reyes de España.
Y por lo demás nada, si te ha gustado el vídeo ya sabes que puedes darle like,
suscribirte y por lo demás nos vemos en próximos vídeos.
Así que nada, un saludo
Y hasta la próxima.
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