西语助手
2024-06-23
La "h" es una letra que siempre parece estar ahí sin querer hacer ruido,
pasando muchas veces desapercibida.
Es la octava letra del alfabeto español y,
curiosamente, es la única que no tiene un sonido propio cuando hablamos.
Pero, ¿por qué está ahí si no la pronunciamos?
¿Acaso su uso es una cuestión de azar?
La respuesta a estas y más preguntas nos lleva a un viaje en del tiempo y la evolución del lenguaje a través de los siglos que verás a continuación.
La H es el único grafema de la lengua española que por sí sola no tiene ningún sonido.
Por esta razón se le suele decir "H muda" y solamente es pronunciada cuando va precedida de la letra C formando el sonido de la "CH",
como en las palabras chocolate o cachivache.
Se considera entonces que el origen de la H es de carácter etimológico y no fonológico.
Para entender por qué la "h" es muda, debemos retroceder miles de años en el tiempo.
Los fenicios fueron los primeros en usar esta letra,
la cual se llamaba HETH y la pronunciaban como una "j" aspirada,
algo similar al sonido que hacemos cuando limpiamos las gafas con una bocanada de aire.
Luego, los griegos la adoptaron y suavizaron su sonido y fueron los primeros en irle dando forma a la letra que conocemos hoy bajo el nombre de ETA.
Después de los griegos, la "h" llegó al latín,
donde su sonido se volvió aún más suave y adquirió su forma final y era conocida como HA en el latín arcaico y luego como HACA en el latín tardío.
Y cuando el latín evolucionó hacia el español,
la "h" se transformó nuevamente y tomó su nombre actual,
muy posiblemente por influencia del francés donde se conoce como "hache".
Al principio, en español también se pronunciaba con una ligera aspiración,
como la "h" en inglés de palabras como "house",
pero luego, muchas palabras que en latín comenzaban con "f" empezaron a transformarse en palabras con "h" en español.
Por ejemplo, "farina" se convirtió en "harina", "facer" en "hacer".
Forno pasó a convertirse en horno, felecho se transformó en helecho,
fermoso pasó a ser hermoso o como el vocablo figo registrado en el Cantar de Mio Cid escrito hacia el año 1200 como antecesor de la palabra higo.
Esto sucedió porque en algunas regiones de España,
el sonido "f" se pronunciaba con una aspiración que finalmente se representó con la letra "h".
Este fenómeno también se vio reflejado en la H intermedia de algunas palabras,
como en el caso de Búho, que proviene del latín vulgar bufo.
Pero una vez efectuado el cambio de la F a la H aspirada,
¿cómo o cuándo se eliminó por completo su pronunciación?
Hasta mediados del siglo XVI, según la Real Academia Española (RAE),
la "h" en español aún se pronunciaba con una aspiración ligera.
Pero en el siglo XV, este sonido aspirado comenzó a ser considerado un signo de vulgaridad,
algo propio de las clases bajas o producto de una mala educación.
Así que poco a poco, la "h" aspirada desapareció y se convirtió en la letra muda que conocemos hoy.
Sin embargo, es curioso que en algunas formas dialectales del español que se hablan actualmente en Andalucía, Extremadura, las Islas Canarias y en determinadas zonas de América la H sigue manteniendo su antiguo sonido de aspiración,
aunque se mantiene este uso solo por ciertas minorías.
En Andalucía, por ejemplo, se denomina "cante jondo" al cante más genuinamente andaluz,
considerado como la manifestación original del flamenco en el mundo de la música,
y está caracterizado por una profunda carga de sentimiento en su interpretación.
Pues bien: ese "jondo" proviene en realidad de la palabra "hondo",
pero debido a que muchos andaluces pronunciaban esa H inicial con una aspiración tan fuerte,
el vocablo acabó sonando como si tuviese una J.
Por otro lado, es común encontrar escrito en las puertas de los negocios en varios países hispanos la palabra "jalar" (variante de halar),
tanto que la RAE la oficializó como una palabra de uso coloquial.
También es de advertir que en ciertos extranjerismos,
sobre todo aquellos provenientes del inglés o el alemán,
el sonido de la H mantiene su pronunciación aspirada,
como en el caso hámster, holding, hachís, hobby o hawaiano.
Por último, la Real Academia Española ha permitido el uso indistinto de la H en algunas pocas palabras como Harmonía, Harpa o Hurraca.
Pero todos estos casos corresponden solo a particularidades y están lejos de ser considerados como una generalidad.
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Pensarás entonces que si la H no se pronuncia no tiene caso escribirla en las palabras, ¿o no?
Pues siento mucho decirte que estás completamente equivocado, ya que aunque no se pronuncie,
tiene un papel crucial en la ortografía española,
ayuda a diferenciar palabras que suenan igual, pero tienen significados diferentes.
Por ejemplo, "hola" y "ola" o "hecho" y "echo" o incluso para diferenciar la preposición "a" y "ha" del verbo haber.
Como puedes ver, sin la "h", podríamos confundirnos fácilmente al escribir y al leer.
La "h" también desempeñó un papel importante en la evolución de la escritura en español.
En el pasado, tanto la "u" como la "v" se escribían de la misma manera.
Rasgo que había sido heredado directamente del latín.
Para saber si el sonido era el de la vocal "u" o el de la consonante "v",
se anteponía una "h" a la "u".
Así, por ejemplo, "huevo" se sabía que se pronunciaba "uevo" y no "vevo",
o como en la palabra hueso para no pronunciar veso.
Para muchos, la "h" es una pesadilla cuando se trata de escribir.
Es común olvidar dónde colocarla o incluso omitirla por completo.
Pero, nunca olvides que la "h" tiene un lugar significativo en la historia del idioma y de cada una de las palabras que la contiene.
Actualmente existen más de 2000 palabras en nuestro idioma que inician con la letra "H" aunque esta no suene,
palabras como hueso, hierro y herir, entre otras,
y además debemos tomar en cuenta que esta letra puede ir intercalada en la palabra como en adhesivo, bahía, etcétera.
Si tienes problemas para recordar cuándo usar la "h",
lo más recomendable es hacer uso frecuente de la lectura y prestar mucha atención a las palabras que encuentras escritas con esta letra.
También deberías practicar la ortografía con ejercicios y dictados en caso de que sientas que tienes falencia en este tópico o usar reglas mnemotécnicas para recordar las palabras comunes que llevan la "h".
En conclusión, la "h" puede no tener un sonido propio en español,
pero su presencia en el alfabeto es vital.
Es una cicatriz viviente del proceso de evolución de nuestro idioma y nos ayuda a mantener la claridad en la comunicación.
Así que la próxima vez que te encuentres con una "h" en una palabra,
recuerda su importancia y su historia.
¡Y esto es todo por hoy!
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¡Hasta pronto!
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