西语助手
2024-09-03
Hola, queridos viajeros del mundo.
El Vlog de Una Mochila está de nuevo con vosotros.
Después de un emocionante viaje por los parques nacionales de los Estados Unidos,
no hemos tenido prácticamente tiempo para tomar aliento,
pero ya estamos en el otro lado del planeta, en África.
El caso es que de camino a nuestro próximo e interesantísimo destino, que aún mantendremos en secreto,
hemos hecho una escala en Casablanca, Marruecos.
Por supuesto, no podíamos desaprovechar esta oportunidad única y hemos hecho un vídeo para vosotros sobre esta ciudad mágica.
Casablanca es la ciudad más grande de Marruecos y supera en población incluso a la capital, Rabat.
Para muchos la ciudad está fuertemente asociada a la película homónima de 1942 y a la frase,
"presiento que este es el comienzo de una hermosa amistad",
así como a la canción Casablanca, que en su época fue todo un éxito.
Casablanca es hoy en día una importante ciudad portuaria,
un pujante centro económico y una urbe moderna de un estilo muy europeo,
llena de hermosos hoteles de cadenas internacionales y una magnífica costa oceánica.
Entre rascacielos vanguardistas y centros de negocios todavía conserva su sabor oriental,
algo diluido también por la notable herencia portuguesa y francesa.
La historia de la ciudad comienza en el siglo VII,
cuando en esta zona se ubicaba un pequeño pueblo bereber llamado Anfa.
Más tarde, en el siglo XV, fue capturado por los portugueses que construirían aquí una fortaleza militar.
Alrededor de ésta creció un nuevo asentamiento al que llamaron Casa Blanca.
Tras ellos vinieron los españoles, de los cuales quedaría su sonoro nombre actual, Casa Blanca.
El término describe perfectamente las fachadas de muchas construcciones locales,
pintadas con cal para higienizarlas y mantener el interior fresco y protegido de los rayos del sol.
Lo interesante es que existen dos Medinas en Casablanca, la antigua y la nueva.
En 1917 se encargó al arquitecto francés Albert Laprade que desarrollara un plan para la construcción de un nuevo distrito.
En la época, a Casablanca llegaban oleadas de nuevos migrantes que era necesario alojar.
La tarea no era fácil, fusionar tecnología moderna con el estilo de vida tradicional marroquí,
sin dejar de lado la estética de los edificios.
Y Laprade lo logró.
La nueva Medina, llamada Habús, se proyectó como un barrio moderno en un estilo neuromauritano.
Moderno en términos de materiales de construcción, comodidades urbanas y aceras.
Al mismo tiempo se construyeron en él hamams públicos y hornos tradicionales para los marroquíes,
mientras que los típicos patios se dispusieron ocultos a la vista.
La zona fue planificada hasta el más mínimo detalle.
Eso sí, su propósito original no acabó de cumplirse.
En lugar de los trabajadores, fue la capa más acomodada de la sociedad la que comenzó a adquirir sus viviendas aquí,
atraída por la cercanía del Palacio Real y las mezquitas.
Habús tiene muchas tiendas y bazares,
pero aquí no se siente el ajetreo tradicional de una medina árabe.
En el barrio se puede pasear por las calles y admirar los productos de artesanía local,
echar un ojo al mercado de aceitunas o especias,
y disfrutar de los tradicionales dulces marroquíes en la Pastelería Benís,
un negocio familiar que lleva aquí desde 1930.
Su dueño nos invitó a entrar en la cocina y a probar dulces recién hechos directamente del horno.
En esta misma zona se encuentra el Palacio de Mahkamat Al-Pasha,
que parece sacado de las mil y una noches y está considerado el más hermoso de todo Marruecos.
Aunque pueda no parecerlo, se trata de un edificio moderno construido en 1952.
Hoy en día acoge las oficinas de la Administración Municipal.
Los dulces marroquíes y la larga caminata nos abrieron el apetito,
así que decidimos almorzar en el famoso Rick's Café,
inspirado en la famosa película Casa Blanca.
Aunque las escenas del film de Humphrey Bogart fueron rodadas en realidad en unos estudios de Hollywood,
la cafetería hizo un gran trabajo recreando a la perfección su atmósfera.
Después de tomar fuerzas nos dirigimos a la parte moderna de la ciudad.
Empezando por la iglesia católica de Nuestra Señora de Lourdes,
construida en 1956, llama muchísimo la atención desde lejos por su imponente fachada de hormigón.
Sin embargo, el interior de la iglesia sorprende por su delicadeza,
gracias a las vidrieras que crean un fascinante juego de luces.
Nuestra siguiente parada fue la plaza Mohamed V,
en la que se ubican los edificios administrativos más importantes,
la prefectura, la oficina central de correos,
el banco central, etc.
Aunque todo el entorno sea atractivo,
hay un lugar que se destaca con mucha claridad.
El ultramoderno teatro Casa Art, que, por cierto, es el teatro más grande de África.
Y echad un ojo, igual que este tranvía, los taxis en Casablanca son rojos, como la bandera del país.
La plaza Mohammed V no es solamente un monumento,
sino una representación de la lucha de Marruecos por su libertad.
Aquí tuvieron lugar eventos históricos cruciales,
incluida la declaración de la independencia en 1956 bajo el liderazgo del propio Mohammed V,
considerado como la principal figura histórica de Marruecos.
Tras la muerte del monarca, en 1961,
su hijo, el rey Hassan II, se dispuso a construir un mausoleo en su honor.
Para ello reunió a los mejores artesanos de Marruecos con el fin de erigir la estructura más bella,
ambiciosa y monumental de todo el país.
Sin embargo, el país no tenía dinero para un proyecto de esas dimensiones.
Por eso se organizó una colecta en la que participaron hasta 12 millones de personas,
con una donación mínima de 5 dirhams o medio dólar.
Y es que toda piedra hace pared.
Las obras de la mezquita Hassan II comenzaron en 1986 y concluyeron en 1993.
Su coste final fue de 585 millones de euros.
6.000 Artistas locales dejaron su impronta en la decoración y los materiales de construcción fueron traídos de distintas partes de Marruecos,
Cedro de las Montañas del Atlas, mármol de Agadir, granito de Táfrago o cerámica de Fez.
En la sala de oración se alzan 78 columnas de granito rosa y los suelos están revestidos de mármol dorado y onice verde.
Los techos están decorados con tallas de thuya aromática y pintados con tintes naturales de henna,
azafrán y hierbas.
Curiosamente, su forma se parece más a la de una basílica cristiana que a las mezquitas con forma de T comunes en los países norteafricanos.
Probablemente se deba a que fue diseñada por el arquitecto francés Michel Pinseau.
A pesar de estar realizada en estilo tradicional marroquí,
en su construcción se emplearon las tecnologías más modernas.
Por ejemplo, el techo, de 1.100 toneladas de peso,
está equipado con un sistema móvil que permite abrirlo para su ventilación.
El suelo posee un sistema de calefacción y un circuito propio de purificación de agua marina,
empleada en hamams y fuentes para la ablución,
antes de la oración.
La singularidad de la mezquita se encuentra en su ubicación.
Está construida parcialmente sobre el agua,
en un promontorio artificial que sale al océano Atlántico.
Esta localización simboliza la pureza y la presencia divina,
y es que el líquido elemento posee un significado especial en el Islam.
En el Corán se hace referencia a que el trono de Alá se halla en el agua,
y la mezquita de Hassan II parece flotar sobre ella,
como si fuese un barco.
Además, esta impresionante construcción es una de las mezquitas más grandes del mundo,
y también lo es su minarete.
El territorio del templo acoge una madraza,
un hamam, un museo de historia marroquí,
salas para conferencias y celebraciones,
una biblioteca gigante, considerada la más extensa del mundo islámico y hasta 41 fuentes.
La capacidad total de la mezquita es de más de 25.000 personas.
Mientras que en la explanada exterior se pueden reunir otras 80.000.
El minarete, el segundo más alto del mundo,
se eleva hasta los 210 metros, lo que equivale a un edificio de 60 plantas.
En su parte superior ha instalado un potente láser cuyo haz está orientado hacia la meca y es visible a una distancia de 30 kilómetros.
Por cierto, ¿habéis notado que los minaretes aquí son cuadrados y no redondos como en otros países musulmanes?
Esto se debe a que el Imperio Otomano no se extendió hasta Marruecos,
por lo que aquí se conservaron unas tradiciones y estilo propios,
incluido el de construir un solo minarete de planta cuadrada en las mezquitas,
típico también del estilo morisco.
Este majestuoso escenario fue perfecto para concluir nuestro intenso día en Casablanca.
Esperamos poder haberos transmitido por lo menos una parte de su gran belleza.
Nos despedimos de vosotros en marcha hacia el siguiente destino.
Si queréis saber cuál es exactamente,
suscribíos a nuestro canal y dadle por favor un me gusta al vídeo.
Os prometemos que no os arrepentiréis,
todavía hay muchas historias y lugares increíbles por conocer.
Siempre vuestro, el Vlog de Una Mochila.
¡Hasta muy pronto!
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