西语助手
2025-04-20
Cuando la Sagrada Familia empezó a construirse en 1882, el mundo era muy diferente.
No existían los autos ni los aviones, ni mucho menos los vuelos espaciales.
Recién empezaban a sonar los primeros llamados telefónicos,
y la radio y la televisión estaban a años de distancia.
Einstein todavía no había formulado la teoría de la relatividad,
y la penicilina no había sido descubierta para salvar a millones de vidas.
Y aunque todas esas cosas aparecieron para transformar al planeta,
algo no cambió en los últimos 140 años.
La Sagrada Familia sigue sin estar terminada.
Esta basílica es uno de los símbolos religiosos más icónicos e importantes de la época moderna,
con un diseño inspirado en la naturaleza que la convierte en una obra única en el mundo.
¿Pero cómo puede ser que en semejante periodo de tiempo,
donde pasaron tantas cosas que cambiaron al mundo,
la obra todavía no se haya terminado?
Y para contestar esa pregunta tenemos que adentrarnos en la visionaria mente que pensó un templo que desafiaría los límites arquitectónicos convencionales.
Y que nos lleva a entender esta obra de una forma que trasciende la arquitectura,
porque nos habla sobre algo mucho más grande:
la pasión humana y nuestra búsqueda de perdurar en el tiempo.
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Así que bueno, ahora vamos con la Sagrada Familia.
Nuestra historia empieza en 1881, cuando el librero y devoto cristiano Josep María Bocabella,
buscando emular las iglesias que había visto cuando estuvo en Italia,
quiso hacer un templo en Barcelona para homenajear a las figuras de Jesús, María y José.
Así que compró unos terrenos para la construcción de un templo expiatorio dedicado justamente a la Sagrada Familia.
Y la nomenclatura es importante porque nos ayuda a contestar algunas de las preguntas de su construcción.
La clave está en la palabra "expiatorio",
porque eso quiere decir que el templo,
desde sus inicios, estaría construido sólo por el aporte de los fieles,
lo que hizo que en varias ocasiones el proyecto se lenteciera por falta de dinero.
O sea, de por sí era un proyecto que comenzó sin saber exactamente cuándo se iba a terminar.
Así que en 1882 la Sagrada Familia, bajo la conducción del arquitecto Francisco de Paula del Villar,
empezó su construcción.
Su visión implicaba una iglesia con estilo neogótico,
con varias de sus características típicas,
como las ventanas ojivales y un campanario que llegaría a los cien metros de altura.
Tan sólo un año después de Paula deja su lugar por desacuerdos con Bocabella,
y quien ocupa su lugar fue un joven arquitecto de treinta y un años, Antoni Gaudí.
Gaudí no sólo aceptó el proyecto, sino que lo modificó casi por completo,
y tomó esta posibilidad como una buena oportunidad para expresar su creatividad al máximo y para ser una obra maestra.
Así que transformó el proyecto incorporando su estilo personal,
pero la mayor particularidad de esta obra sería su principal fuente de inspiración.
Porque su referencia para esta nueva construcción sería la naturaleza.
Cosas como las ramas de los árboles,
las raíces de las plantas, los picos de los pájaros o las telas de las arañas.
Todo esto con una premisa fundamental religiosa.
"De algún modo Gaudí quiere recrear esta armonía original, que dice: Originalidad es volver al origen.
Es una combinación de diálogo entre las diferentes formas.
No copia la naturaleza, recrea la naturaleza".
El templo tendría tres fachadas, que es algo poco frecuente por lo general en las iglesias,
que suelen tener una.
Bueno, pero ¿por qué hizo eso?
Para contar una historia, porque cada fachada tiene un significado, así que vamos a verlas.
Bueno, vamos con la primera, que es la fachada del Nacimiento.
Esta es la que celebra el Nacimiento de Jesús y es la más decorada,
con muchos símbolos que representan la vida y la alegría.
Bueno y ahora esta que tengo atrás es la fachada de la Pasión.
Y acá se puede notar bastante claramente como el diseño es muy distinto.
Tiene menos detalles y es bastante más angulosa y con varias esculturas que denotan más bien dolor y sufrimiento.
Bueno, y ahora estamos en la última que es la fachada de la Gloria.
Esta representa el ascenso de Jesús a los Cielos y va a ser la entrada al templo.
Y al día de hoy esta todavía no está terminada y para que se termine hay un problema pero de eso te cuento más adelante.
Gaudí se dio cuenta de la magnitud de este proyecto y que no tenía demasiado tiempo,
así que en 1914 decidió dejar todas sus obras para enfocarse de forma definitiva sólo en esta.
"Y el último año de su vida vivirá y dormirá en la Sagrada Familia como abandonándose totalmente al templo y a lo que él cree que Dios le está pidiendo".
Él entendió que este proyecto no podría terminarse con él en vida,
y que era algo que lo trascendería.
Así que empezó a enfocarse en diseñar modelos y maquetas para que los arquitectos que tomaron la posta pudieran hacerlo con más facilidad.
Pero no por eso estaba menos comprometido con el proyecto.
"Dejemos una tan vigorosa muestra en nuestro paso,
de modo que las generaciones que vengan sientan el estímulo de hacer otro tanto".
Como te habrás dado cuenta, la basílica no se parece a cualquier otro templo católico,
porque Gaudí quería alejarse de las formas tradicionales,
y para eso tuvo que experimentar con métodos analógicos que le permitían visualizar formas complejas.
Esto es lo que se conoce como una maqueta funicular.
En esencia, este modelo invierte el concepto de carga y forma.
En lugar de construir una maqueta tradicional con materiales rígidos,
se utiliza un sistema de cuerdas y pesos para simular las fuerzas que actuarían sobre la estructura real, de forma invertida.
La forma que adoptan los silos en las maquetas es conocida como curva catenaria,
y representa la forma óptima para soportar cargas.
La maqueta funicular proporcionaba una representación tridimensional de las estructuras,
lo que le permitía comprender mejor el espacio y la interacción entre los diferentes elementos arquitectónicos.
Todo esto con una premisa fundamental religiosa.
"Si Dios ha hecho el mundo a través de la gravedad, dio primero de observar cómo puso la gravedad".
La Sagrada Familia tendría dieciocho torres,
que además de ser un desafío arquitectónico gigante,
cada una tendría un significado.
Doce de ellas estarían dedicadas a los apóstoles.
Cada una coronada con un pináculo con el nombre de cada apóstol.
Otras cuatro torres estarían dedicadas a los evangelistas:
Mateo, Marcos, Lucas y Juan, representados por un ángel,
un león, un buey y un águila.
Otra torre sería la de la Virgen María,
coronada con una estrella iluminada,
y la última torre sería la que represente a Jesús.
Como sentía una profunda reverencia por la naturaleza y por la creación divina,
el decidió que la torre más alta de la Sagrada Familia no podría superar a la Montaña del Montjuic,
que tiene unos ciento setenta y siete metros de altura,
ya que el creía que la obra del hombre no debía superar a la de Dios.
Hacia el templo fue creciendo lentamente y Gaudí fue modificando el proyecto mientras reperfilaba sus ideas,
pero un accidente se interpuso en el camino de la construcción.
En 1926, Gaudí falleció en un accidente donde fue atropellado por un tranvía.
Durante su vida se hizo solo alrededor del veinticinco por ciento de la construcción,
con solo una de las cuatro torres de la fachada del nacimiento terminadas.
Así que a partir de ahí, uno de sus discípulos continuó con su trabajo,
Domingo Sugrañes, que lo hizo siguiendo los planes que Gaudí había dejado.
Pero esto no fue lo único que se interpuso en el camino en la construcción,
porque otra cosa interrumpiría el proceso.
En junio de 1936 en España estalló una guerra civil.
La inestabilidad de los años treinta desembocó en un golpe militar donde se intentó derrocar al gobierno.
Este intento fue el detonante para una guerra civil en España,
donde se enfrentarían los republicanos y los nacionalistas.
Esta guerra generó una gran inestabilidad y escasez de recursos,
lo que dificultó la obtención de materiales y la contratación de mano de obra.
Para peor, dos días después de que estalle la guerra,
un grupo de anarquistas entró al templo,
incendió la cripta y destruyó gran parte del taller en el que Gaudí había trabajado y donde estaban sus maquetas y modelos.
Esto podría haber sido un problema irreversible para continuar con la construcción,
pero si lograron rescatar algunos fragmentos rotos de las maquetas y algunas fotografías también pudieron conservarse.
Las obras recién retomarían en 1948.
Desde ese punto varios arquitectos fueron rearmando los dibujos,
los planos y las maquetas que habían creado,
intentando hacerlo de la forma más fiel posible a la idea original.
Para este momento, la venta de entradas para acceder al templo cada vez ocupaba un lugar más importante para el financiamiento,
ya que cada vez más turistas querían conocer esta gran obra arquitectónica.
Y a partir de eso, y diferentes donaciones,
se pudo financiar el avance de la segunda fachada,
la de La Pasión, que empezó en 1954 y se terminó en 1976.
Si nos adelantamos a 1985, fue nombrado director del proyecto el arquitecto Jordi Bonet,
que junto a su equipo ocupó principalmente de la parte interior del templo.
Pero su gestión tendría una diferencia.
Porque que el edificio tardara tanto en construirse,
no solo implicó que pase por diferentes generaciones de arquitectos e ingenieros,
sino que también pasó por diferentes etapas tecnológicas,
porque las nuevas tecnologías se convirtieron en una parte fundamental para el proceso y los avances más recientes.
A partir de los diseños asistidos por computadora y el desarrollo de proyecciones 3D,
los arquitectos e ingenieros empezaron a poder analizar y simular el comportamiento de la estructura de la Sagrada Familia bajo diferentes cargas y condiciones,
trabajando de forma más eficiente y rápida y logrando construir a velocidades prometedoras.
Podríamos decir que a día de hoy fueron un total de nueve los arquitectos directores.
Y en 2012, la Sagrada Familia tendría su noveno y muy probablemente último arquitecto: Jordi Faulí.
Él tomó el legado de sus antepasados y continuó con el uso de las herramientas de la modernidad para construir lo más rápido posible,
y en 2015 anunció que la Sagrada Familia estaba completa en un setenta por ciento,
y que estaría terminada en 2026.
Pero después, la pandemia cambió los planes.
Para ese momento, el templo llegaba a recibir a más de cuatro millones de turistas en algunos años.
Así que con la pandemia y el mundo detenido, esta fuente de financiación se detuvo.
Recién en 2021 se anunció el retorno de las obras,
y así empezó a ganar ritmo otra vez con la construcción de varias de las torres.
Sin embargo, el proyecto tiene que afrontar otro problema que no tiene del todo solucionado todavía,
y es algo que no tiene que ver tanto con la parte ni de arquitectura ni de ingeniería.
Durante muchos años, la Sagrada Familia no tuvo la licencia de obras necesaria,
ya que es un proyecto que está hace tanto tiempo que básicamente la ciudad creció alrededor de él.
En 2019, tras 137 años de obras,
el Ayuntamiento de Barcelona otorgó finalmente la licencia de construcción,
a partir de un acuerdo en el que el templo abonaría un poco más de cuatro millones y medio de euros,
que estarían destinados a mejorar la ciudad.
En particular, uno de los problemas más complejos es la construcción de la fachada de la Gloria,
ya que para terminarse, debería construirse una escalinata.
Y para hacerla, es necesaria la demolición de viviendas y locales comerciales en las dos manzanas de enfrente,
afectando a miles de personas.
Y la tensión entre los vecinos y la Junta Constructora de la Sagrada Familia se ha mantenido durante años,
sin llegar aún a una solución que deje a todos los implicados satisfechos.
Pero bueno, volviendo a la idea de 2026,
lo importante de este año es que es el aniversario número cien de la muerte de Gaudí,
que sus restos están adentro de la basílica a la que él le dedicó gran parte de su vida.
Lo que se va a terminar ese año es esta torre,
la torre que representa Jesús, que es la más alta de toda la basílica,
con una enorme cruz.
Y después de eso, se tendría que continuar con los detalles que faltan de las fachadas.
La complejidad de su diseño, que obligó a que se pensaran técnicas innovadoras,
la falta de una financiación constante,
y las interrupciones históricas, son algunos de los factores que nos llevan a que la Sagrada Familia tardara tanto en terminarse.
Y aunque muchas veces la historia se enfoca solo en el protagonismo de Gaudí,
esta obra nos trae muchísimas personas que han trabajado di y noche con pasión,
atravesando diferentes épocas y tecnologías,
para crear lo que va a ser la basílica más alta del mundo.
Cada uno aportando su interpretación del proyecto original y dejando lugar para que cada persona que la visite aporte la suya.
"Es un diálogo la Sagrada Familia con la ciudad, con los visitantes, con el mundo".
Ya sea religioso o no, es imposible evitar la sensación de pequeñez que genera esta obra que parece llegar hasta el cielo,
con un techo que simula ser infinito,
y con la luz que atraviesa los vitrales y deja su interior iluminado con colores que bañen todo lo que tocan.
Este lugar para Gaudí tenía como fin ser un testamento de la espiritualidad y de la grandeza de Dios,
pero sin darse cuenta creo que logró algo igual de impresionante,
convirtiendo a la Sagrada Familia, incluso sin estar terminada,
en un poderoso símbolo de la tenacidad y la cooperación humana.
Con cada piedra cuidadosamente colocada y cada vitral delicadamente instalado que se erigen como un conmovedor tributo a nuestra capacidad de superar obstáculos cuando tenemos un objetivo en común.
Un testimonio eterno de nuestra inquebrantable determinación.
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