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COMO se HACEN los HELADOS MAGNUM en las FÁBRICAS🍨| Como se PRODUCEN los HELADOS INDUSTRIALES

Cada año se venden en todo el mundo más de mil millones de helados Magnum.

Este cremoso helado está cubierto por una deliciosa capa de chocolate.

Pero, ¿cómo se hacen los helados industriales?

Descubre el secreto detrás del irresistible sabor de los helados Magnum.

Sumérgete en el fascinante mundo de las fábricas donde se crean estos deliciosos y exquisitos helados que deleitan a millones de personas en todo el mundo.

Algunos cuentan la historia de que este delicioso capricho frío y cremoso tuvo sus orígenes en la antigua China hace más de 4.000 años,
cuando la leche y el arroz se congelaban en la nieve.

El tiempo ha pasado desde entonces, pero la habilidad de combinar minúsculos cristales de hielo con la cantidad perfecta de azúcar y nata sigue siendo un arte complejo,
tanto en la cocina como a escala industrial.

Los helados Magnum fueron creados por la empresa de alimentos Unilever y fueron lanzados por primera vez en Italia en 1989.

El objetivo de Magnum era crear un helado de lujo y sofisticado que se destacara en el mercado.

El concepto original fue desarrollado en Italia,
donde los helados son apreciados y disfrutados de manera especial.

El equipo de Unilever trabajó en colaboración con chefs y expertos en helados para crear un producto premium y único.

Imagina un helado que combina lo mejor de ambos mundos,
la suavidad tentadora de la vainilla y la irresistible tentación del chocolate belga.

Este helado maestro también presenta una textura crujiente,
como una melodía secreta que despierta los sentidos y eleva la experiencia al máximo.

La idea detrás de Magnum era ofrecer un helado premium y sofisticado que se destacara por su calidad y su cubierta de chocolate crujiente.

Se buscaba transmitir la sensación de que cada helado Magnum era una creación especial y de alta calidad.

La característica más distintiva de los helados Magnum es su cubierta de chocolate crujiente.

La receta de esta cobertura es un secreto bien guardado y ha sido desarrollada cuidadosamente para obtener la textura y el sabor perfecto.

Esta cubierta de chocolate crujiente se convirtió en uno de los sellos distintivos de la marca y uno de los aspectos más apreciados por los consumidores.

Desde su lanzamiento, los helados Magnum han experimentado un gran éxito y han ganado popularidad en todo el mundo.

La marca ha ampliado su gama de sabores y variedades a lo largo de los años,
ofreciendo opciones que van desde los clásicos como vainilla y chocolate hasta opciones más audaces con ingredientes y sabores más sofisticados.

Sin embargo, el camino hacia la perfección no fue fácil.

Enfrentando el desafío de temperaturas glaciales de hasta menos 40 grados centígrados,
que hizo evidente que el chocolate convencional no podría soportar semejantes extremos.

Pero el equipo no se rindió.

Se embarcaron en la misión de desarrollar un chocolate especial,
capaz de resistir el frío polar y elevar la experiencia del Magnum a nuevos niveles de placer.

Tras ardos esfuerzos y experimentación,
nació un chocolate único y resistente,
diseñado específicamente para complementar la cremosidad del helado.

En esta fábrica de helados, se fabrican los helados de chocolate Magnum.

Cada año esta fábrica produce casi 200 millones de helados,
incluido su helado más vendido, el Magnum Classic.

Cada semana camiones repletos de ingredientes llegan a la fábrica.

Las cisternas descargan 40 mil litros de leche y 50 mil litros de jarabe de azúcar en los tanques de almacenamiento.

Es como una sinfonía de sabores que se prepara para dar vida al delicioso helado.

Se selecciona leche y crema de alta calidad.

La leche a menudo es pasteurizada para asegurar la eliminación de cualquier bacteria dañina.

La crema proporciona una textura suave y cremosa al helado.

Se añaden emulsionantes y estabilizantes a la mezcla.

Estos ingredientes ayudan a mantener la consistencia y la textura del helado,
evitando la formación de cristales de hielo.

Un ordenador supervisado por un experto en el control de la sala mezcla los ingredientes de los tanques con precisión milimétrica.

Esto asegura una dispersión adecuada de los ingredientes y ayuda a crear una mezcla homogénea.

La grasa de la leche es el ingrediente secreto que hace que el hielo se transforme en un deleite cremoso y esponjoso,
mientras que el azúcar del jarabe endulza la mezcla a la perfección.

Pero eso no es todo, porque luego se añade la esencia clásica de vainilla,
la cual requiere 10 kilogramos de exquisitas vainas para producir 8 toneladas de magnum.

¿No es impresionante?

Durante el proceso de mezclado, se controla y se mantiene la temperatura de la mezcla.

Esto se hace para asegurar que los ingredientes se mezclen adecuadamente y para evitar que la mezcla se caliente en exceso.

La mezcla está casi lista, pero antes de seguir adelante,
se somete a un riguroso control de calidad para asegurarse de que esté libre de cualquier bacteria indeseable.

Se pasa por una pasteurizadora que se encarga de destruir cualquier organismo no deseado,
garantizando la seguridad y frescura del producto.

Pero ahí no acaba la historia.

Para lograr la textura cremosa y suave que caracteriza estos helados,
la mezcla es bombeada a elevada presión a través de un homogeneizador.

Esta presión rompe los glóbulos de grasa más grandes en diminutas gotitas,
que se distribuyen de manera uniforme para crear un helado suave y esponjoso,
digno de deleitar los paladares más exigentes.

Diez toneladas de esta maravillosa mezcla se almacenan en tanques de almacenamiento a una temperatura de 4 grados centígrados.

Pero antes de que cualquier cantidad llegue a la cadena de producción,
un hábil operario de la sala de control realiza una degustación meticulosa.

Debe asegurarse de que los niveles de sólidos y grasas sean los adecuados para obtener la cremosidad y la textura perfecta.

Sólo cuando todo está en orden, se da luz verde para seguir adelante.

El siguiente paso es emocionante.

La mezcla de helado se envía a través de bombas a la fábrica,
donde se enfría rápidamente de 4 grados a 5 grados bajo cero.

Es en este momento que los cristales de hielo comienzan a formarse,
mientras la mezcla se bate hábilmente,
creando burbujas de aire.

El director de proyecto supervisa con atención esta etapa crucial,
asegurándose de que la consistencia sea perfecta.

El helado, ahora enfriado y batido, se somete a un proceso especial.

Un extrusor de alta tecnología dispensa la mezcla,
asegurándose de no dejar escapar ni una sola burbuja que brinda esa esponjosidad característica.

Luego, un alambre hábilmente le da forma a cada bloque,
y las paletas indispensables se colocan en su lugar.

Ahora llega el momento crucial.

Los suaves y deliciosos Magnum se adentran en un congelador de aire forzado,
donde son sometidos a temperaturas tan bajas como menos 40 grados centígrados.

En este ambiente frío, los helados se congelan gradualmente,
adquiriendo la consistencia perfecta que los hace tan irresistibles.

Después de todo el esfuerzo y cuidado en su elaboración,
llega el momento crucial de garantizar que cada Magnum cumpla con los estándares de peso y volumen.

Es entonces que cada 30 minutos, un dedicado trabajador realiza minuciosas comprobaciones.

Es aquí donde se verifica que la densidad del helado sea perfecta,
asegurándose de que esté en su punto ideal antes de pasar a la siguiente etapa.

Los helados Magnum pasan por un baño de chocolate líquido caliente que cubre completamente el helado.

El chocolate, al entrar en contacto con el helado frío,
se congela instantáneamente, creando una capa irresistible alrededor de cada helado.

Un ejército de paletas congeladas aguarda ansiosamente su turno para ser empaquetadas.

Sin embargo, el tiempo apremia, ya que estos deliciosos tesoros son propensos a derretirse.

Solo disponen de dos minutos para empaquetarlos y enviarlos al almacén refrigerado.

Es una parte crucial del proceso de fabricación,
ya que protege el helado y ayuda a mantener su calidad y presentación.

Con precisión mecánica, un brazo especializado introduce filas de helados en papel dorado,
que luego son cuidadosamente colocados en cajas de seis unidades.

Pero antes de dar por finalizada esta etapa,
se realiza una degustación final para asegurar la calidad excepcional de cada helado.

Solo aquellos que cumplan con los más altos estándares de calidad continúan el proceso de empaquetado.

La velocidad es impresionante.

Se empaquetan 40,000 unidades por hora, lo cual requiere una logística impecable.

Los transportadores pasan cientos de cajas por una máquina de rayos X y detectores de metales,
garantizando que ningún objeto inesperado caiga en la mezcla.

Unos chorros de aire a presión guían con suavidad las filas de cajas hacia las máquinas de embalaje.

Girando en tornos, las cajas cambian de posición horizontal a vertical y se preparan para su embalaje final.

Con precisión y habilidad, se cubren con celofán protector y se envían rápidamente a un almacén refrigerado a una gélida temperatura de 28 grados bajo cero.

En menos de dos minutos, los helados pasan de la cadena de producción al almacén refrigerado,
asegurando su frescura y calidad.

De esta forma, otro camión cargado se pone en marcha,
listo para satisfacer la enorme demanda anual de 1.600 millones de helados Magnum.