西语助手
2024-07-11
Este es el pueblo más pequeño del mundo.
Tiene tres habitantes.
¿Quién son?
¿Qué secreto esconden?
Antes vivían 100 personas aquí.
¿Se han ido a la ciudad?
¿O hay algún otro motivo que no saben?
Eso es una bala.
Estar aquí no me da total seguridad.
Solo hay un hombre lo suficientemente valiente como para descubrirlo.
Nuestro primer objetivo es conseguir encontrar y hablar con las tres únicas personas que viven aquí.
Y no es una tarea fácil.
Al entrar en el pueblo vimos que estaba dividido en tres calles.
Una llamada Calle A, otra que se llama Calle B y otra que se llama Calle Cantarranas.
Estaba casi todo en ruinas, pero entre piedras había una casa enorme.
Parecía una mansión, pero estaba cerrada.
Esto es un casoplón.
No vemos a nadie.
La entrada pone que es un coto de caza.
Me da un poco de miedo.
Estar aquí no me da total seguridad.
A partir de ahí fui con miedo en el pueblo.
Seguía investigando y cada vez me encontraba más balas.
¿Y si no éramos bienvenidos?
Era muy rara porque estábamos solos,
pero tenías esa sensación que sientes cuando notas que alguien te está vigilando.
Cuando entré dentro de las torres en ruinas,
parecía que los dueños hubiesen ido de golpe por algún otro motivo que no sabemos.
Bueno, parece que por esta calle no hay absolutamente nada.
En teoría hay tres personas.
En 2011 creo que había un habitante y ahora no sé qué habrá.
Esto de aquí es el cementerio.
Tienen cementerio.
O sea, es muy pequeño pero tienen cementerio.
Creo que no es el cementerio.
Se me están yendo las esperanzas, es que no hay ruido, no hay nada.
De aquí no me voy hasta que encontremos a alguien.
Me he perdido.
Pero bueno, tampoco es muy grande, ¿no?
Ya empecé a pensar que estaba solo.
Pero al gritar, vi que no.
¿Hola?
Empezaron a ladrar unos perros que no parecían muy amigables.
¿Hay alguien?
Estuve un rato más gritando y nada.
No parecía haber nadie.
No sé si somos muy bienvenidos.
Y un poco más adelante vi un coche.
Lo que significaba que en esa casa sí que tenía que haber alguien dentro.
Vamos a picar.
Estoy muy nervioso, eh.
Se me aceleró el corazón al llamar.
Pero no había nadie.
De ninguna manera me iba a ir de allí sin conocer al menos a uno de los habitantes de este misterioso pueblo.
Así que tuvimos que pasar al plan B.
A solo 4 minutos en coches de Illán de Vacas hay un pueblo que se llama Cebolla.
Veré si los habitantes de allí pueden darme más información de la zona o si conocen el secreto del pueblo más pequeño del mundo.
Preguntamos a un señor en un bar y dio la casualidad de que había nacido en Illán de Vacas.
Pero no quería que le grabásemos.
Ahora veréis por qué.
Eso, más que pueblo, es una finca.
Ha sido una finca privada, ¿vale?
Ellos eran los dueños, ellos tenían las casas, las casas eran suyas.
Yo ahora mismo quiero comprar un terreno de Illán de Vacas y no me lo venden.
Fíjate si ellos son engreídos y orgullosos que en los años de bonanza de la construcción en el 2000, por ahí, se podrían haber vuelto multimillonarios si hubieran hecho urbanizaciones allí.
Después de la conversación solo me fui con más preguntas sobre la familia que vive allí.
¿Qué están escondiendo?
Creo que podremos encontrar a Javier, que es el alcalde.
Ojo, eh.
Que lo conseguimos.
Corría hacia otro bar para intentar conseguir su contacto.
¿Julián sigue yendo a Illán de Vacas?
Sí, sí.
Hemos ido esta mañana y no hemos visto a nadie.
Es que... a lo mejor, pues yo qué sé, están allí o no están allí, ¿me entiendes?
Pero no hubo suerte.
Así que fuimos a preguntar a una ferretería del estado al lado.
Si queréis ir a la bolera, que le conoce mucho al dueño, a lo mejor os podía dar el teléfono.
Y la chica nos dijo que el alcalde de Illán suele ir por las noches a un bar de al lado.
Siento que estamos cada vez más cerca, eh.
Tenemos que ir a la bolera.
Y llegamos a lo que creo que era la bolera.
Pero el dueño estaba durmiendo la siesta y me daba cosas a despertarle.
Creo que esto no es una bolera, vámonos.
Entonces probamos suerte en el sitio de adelante y nos confirmaron lo que teníamos que hacer.
Carlos, fijo que lo tiene, se llama Carlos el de allí enfrente, y si está dormido pues lo dais.. le dais con la gorra, le dices que no se duerma.
¿Carlos? Mira que hemos venido de Barcelona porque queríamos grabar un documental de Illán de Vacas y hemos ido esta mañana y no hemos encontrado a nadie.
Claro, es que él no vive allí, él tiene la familia y todo en Madrid y él viene,
pasa allí dos o tres días, sube a Madrid, viene los dos o tres días que estaba aquí, baja a Talavera, es que no lo sé...
Ayer precisamente estuve aquí conmigo y todo, por las noches.
¿Y sabes de alguien de aquí que pueda tener el número de o Javier o Julián para que nos dé el de Javier?
Yo te llamo, si consigo el número de él.
Y esto, te llamo.
Que le veáis hoy.
Si no está, es complicado.
Después de oír eso, las esperanzas se me fueron.
Pero me volví a encontrar al señor de antes y seguía insistiendo en que había alguien ahí.
Y llamad a la casa y ya está.
Y si no, estará en el guarda ahí.
Seguramente estará el guarda por ahí.
Así que como no tenía otra alternativa, cogimos el coche y volvimos al pueblo otra vez.
Ya estamos aquí de nuevo.
El coche sigue en el mismo sitio.
Nos hemos recorrido toda Cebolla.
¿Hola?
Necesitábamos encontrar al alcalde cuanto antes.
¿Hay alguien?
Se estaba haciendo tarde y al día siguiente tenía que estar en Barcelona a primera hora.
Y hay ocho horas de viaje.
¿Hay alguien?
Pero nada, o no había un alma o no me querían abrir.
¿Qué hacemos?
Madre mía, qué difícil.
Estuve un rato sin saber qué hacer, pero se me ocurrió probar el plan C,
como última opción, probar suerte en otro pueblo que también estaba al lado,
que solo tenía 300 habitantes.
Al llegar estaba todo cerrado.
Pero vimos una farmacia abierta.
El que lo puede tener, lo que pasa es que no tiene abierto ahora.
Pero abre a las 8. En el estanco.
Ella puede saberlo, no sé si lo sabe.
Yo sé que él va allí, me lo he encontrado yo varias veces allí a Javier, comprando lo que sea.
Básicamente nos dijo que todo el pueblo estaba en un entierro,
pero la dueña de un bar, que se llama Carmen, podía tener el número del alcalde.
Bueno, ahora vamos a por Carmen a ver si la encontramos.
¡Pero madre!
El problema es que el bar también estaba cerrado.
Así que recorrimos todo el pueblo y encontramos el único bar abierto de todos.
Era nuestra última oportunidad, y si no conseguíamos el contacto allí,
no lo íbamos a encontrar en ningún otro sitio.
Y este hombre cayó como un ángel del cielo.
No sé ni cómo pero hemos conseguido el número del alcalde de Cerralbos,
que es del pueblo de al lado, y eso significa que si nos lo coge,
es una persona que 100% tiene el número del alcalde de Illán.
Dice que, aparte, que se lleva muy bien con él.
Y lo cogió.
Hola.
Hola, mira, me presento, soy Rubén.
Me han pasado su contacto porque hemos venido desde Barcelona para hacer un reportaje sobre Illán de Vacas y me han dicho que usted puede conocer al alcalde de Illán.
Sí.
¿Podría de alguna manera ponerse en contacto con él? Porque hemos estado buscando en Cebolla,
hemos estado buscando aquí en Cerralbos y hemos ido a Illán también y no había nadie.
Voy a llamarle y le paso tu teléfono que ya hablé con vosotros, ¿vale?
Perfecto, muchísimas gracias, Andrés.
Me puse muy contento, pero no era consciente de que aún quedaba la parte más difícil, que Javier me llamará.
Esperé en el coche, sin mucho que hacer más allá de esperar.
Pasaron las horas y lo imposible sucedió.
¿Hola?
¿Javier?
Nos gustaría muchísimo hablar con usted para ver un poco cómo es.
Yo no llego hasta mañana, hasta mañana por la tarde.
Si estás en Madrid podemos movernos hacia allí, si tienes tiempo esta noche, un rato.
Bueno, ahora podemos ir desde aquí.
¿Pero sales ahora mismo o no?
Ahora mismo.
Pues venga, sal y me llamas. Vente a Majadaonda.
A Majalaonda, vale. Pues para allí vamos.
Pues muchísimas gracias, Javier.
Te aviso cuando lleguemos.
No me lo creo.
Vamos, a Majadaonda.
Vamos. Va. ¡Buah!
No me lo creo, no me lo creo.
¡No me lo creo!
No me lo puedo creer que está sucediendo esto, ¿eh?
O sea... Buah, se me va el corazón a mí.
Estamos ya llegando.
Cada vez estoy más nervioso.
Llevamos todo el día para esto.
Estamos dentro de una organización que hay cámaras ahí de todo.
Madre mía. Creo que nos cayó alguna multa por el camino, pero finalmente llegamos.
Y Javier no tardó nada.
Hemos venido desde Barcelona.
Estáis mal de la cabeza.
Encantado, Rubén.
Estuve charlando un rato con él y le hice una entrevista que podéis ver haciendo clic en el link de la descripción.
Pero en resumen, la gente fue poco a poco abandonando el pueblo porque el trabajo que hacían 20 personas lo empezó a hacer una máquina.
Hasta que solo se quedó él, junto con su familia, viviendo allí,
y un grupo de cazadores que se pasaba los fines,
por eso estaban las balas.
De hecho, hay unas 7 personas esperando para hacerse ciudadanas de Illán de Vacas,
pero me dijo que era imposible con todo el papeleo que tenía que rellenar.
No fue nada fácil, pero al final pudimos resolver esto.
Quien la persigue, la consigue.
Es una locura esto.
Perfecto.
¿Dónde dormís?
Pues muchísimas gracias, no lo sé.
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