西语助手
2025-07-31
Dicen que el entrenamiento de los monjes Shaolin es el más duro del mundo,
y voy a estar entrenando como ellos durante los próximos 7 días en el templo Shaolin de España,
que es el único que tiene conexión real con el de China.
Pero no lo voy a hacer solo.
Este es David Carvalho, discípulo de la 35ª generación del templo Shaolin de China,
y lleva literalmente 20 años entrenando.
Mi objetivo es que el shifu me apruebe como alumno.
Así que estaré todos los días bajo un entrenamiento extremo para superar un examen final,
pero no será nada fácil.
¡Oh, Dios!
No sé lo que va a pasar estos 7 días, pero aquí estoy.
Vamos a picar.
Creo que llego un poco tarde, pero bueno, no creo que pase nada.
Hola.
Llegas tarde.
Pasa.
Perdón.
Como has llegado tarde tienes tu castigo.
Me obligó a quedarme mirando la clase en posición de mabú,
que es la postura del caballo, una de las más básicas del kung fu.
No se ve lo que realmente cansa esto.
Y no solo tenía que aguantar en esa posición,
sino que cada vez que me cansaba, tenía que hacer 10 flexiones.
Pero, vaya, solo con ver el panorama,
ya me imaginé que los 7 días iban a ser de los más duros que haya vivido en mi vida.
Cuando el shifu no miraba, intentaba descansar porque me estaba muriendo,
pero es que ni así aguantaba.
No sabía cuánto iba a durar, pero cuando ya no podía más,
vino el maestro y me hizo salir a correr 100 vueltas al parque.
No entendía qué pasaba, en teoría estaba planeado entrenar algo distinto.
El primer día tocaba practicar kunfu shaolin,
pero al parecer los planes habían cambiado.
Y no me quedó otra que hacerle caso si quería seguir entrenando en el templo.
Así que me fui a correr con las pocas fuerzas que me quedaban.
¡Pisé una caca!
¡Ah, qué asco!
Voy a vomitar.
Pero he acabado.
Y volví al templo esperando que no me hiciera entrenar más.
¿Qué tal, Rubén?
Estoy muerto.
Muy bien.
Has superado la primera prueba de Shaolin.
No te has quejado.
Me gusta mucho la actitud.
Te quiero mañana temprano.
Esta vez no me llegues tarde a primera hora. Vale?
Aquí tienes la túnica.
Mañana te la pones.
Nos vemos.
Muchas gracias.
Al parecer, superé mi primer día. Así que llegamos al día dos.
No sé ponérmelo bien, pero hemos llegado pronto.
Este era el día en el que por fin iba a entrenar kungfu shaolin.
Has venido temprano.
El kungfu shaolin es muy intenso, requiere de mucha disciplina y constancia.
Que lo des todo en los entrenamientos.
¿Tienes alguna pregunta o alguna duda?
Sí. ¿Es verdad todo lo que dicen de los monjes Shaolin? que son superhumanos y...
Pégame.
No sé ni qué hizo ni dónde me dio para tirarme, pero la cosa es que acabé en el suelo.
Bien, levántate.
Pues empieza tu primer entrenamiento de Shaolin.
Buena suerte.
Y ya empezó la clase.
El objetivo del kung fu es alcanzar la maestría en el manejo del cuerpo,
buscando los límites del dolor y cultivando un control sobresaliente sobre cada movimiento.
Y viendo mis primeros pasos, no sé si va a conseguir algo decente en tan poco tiempo.
Soy la persona con menos flexibilidad que existe, y en casi todos los ejercicios la necesitaba.
Hicimos varios entrenos de resistencia,
otros de equilibrio, pero el peor era este:
servía para fortalecer los brazos a base de golpes.
No sé cómo lo hacían los demás alumnos, pero parecía que no les dolía.
Aunque estaba equivocado: el peor ejercicio no era este, sino este.
Yo no tenía que hacer nada, pero siendo un tronco que no llega ni a tocarse la punta de los pies, lo pasé horrible.
Quedó mucho.
Nunca se sabe.
Aquí el shifu intentó enseñarme una danza Shaolin.
Eso, fuerte.
Cara de guerrero.
Fuerte ahí.
Ojo.
Cargas y patada.
¡Fuerza!
Otra vez.
Pero fui incapaz de memorizar nada, y empecé a frustrarme.
No sabía qué hacer, y encima me sentía como una carga para todos los demás.
Rubén, ¿qué haces ahí sentado?
Levanta.
¡Rápido!
No me acuerdo de las posiciones.
Pero en eso consiste el kung fu: en practicar y practicar.
No me acuerdo.
Mañana por la mañana te quiero al amanecer.
Un entrenamiento tú y yo juntos. ¿Vale?
Vete a descansar a casa.
Mañana nos vemos.
¿Bien? Y vete a pensar.
Esa actitud no me gusta.
Este ha sido el primer entrenamiento, bueno, quitando el de ayer.
¡Ay, Dios mío!
Probablemente lo estéis viendo por mi cara de eso,
pero son las 6:10 de la mañana, y tengo que ir a entrenar con el shifu.
Mentiría si dijera que no tengo miedo de lo que vaya a pasar hoy, pero bueno.
Me fui al lugar donde me cita.
Ya está ahí.
No sé por qué, pero me da cosa hablarle.
-Buenos días. -¿qué tal estás?
Cansado, pero bien.
Empezamos haciendo un poco de taichi para calentar.
La seguía liando como de costumbre,
y no tardamos mucho en empezar el entreno de verdad.
Tocó correr un poco y comenzar con los ejercicios del infierno para la persona menos flexible de España.
¡Dos manos, Rubén!
¡Dos manos! No.
Aguanta.
¿Quieres ser un guerrero Shaolin o no?
Sí.
Venga. Pues esfuérzate.
-¿Duele? -Muchísimo.
Eso es bueno.
Si no duele, no sirve.
Recuerda esas palabras.
Me estoy mareando.
¡Ahorita, se hace falta!
¡Fuerte! ¡Fuerte!
Eso es.
¡Fuerte!
Aguanta.
Cuando pase esto, levantas el brazo.
¡Va, súbelo!
¡Vamos, Rubén!
10 flexiones, abajo...
Hasta que yo no diga que pares, no puedes parar.
¿Qué hemos dicho antes? Si no duele...
No sirve.
-¿Qué? -No sirve.
Fuerte.
Si no duele, no sirve.
¡Vamos, con fuerza, Shaolin!
¡Supera el dolor!
¡Supera la voz que te dice que no puedes!
¡Va, aguántame, fuerte!
¡El agujero que tengo ahí!
¡Sigue fuerte! ¡tres, cuatro...
¡Tranquilo, bien!
¡No te sientes!
¡No te apoyes!
Vente. ¡Ponte fuerte! fuerte.
¡Tú puedes!
¡Eres capaz de hacer más de lo que te imaginas!
¡Continúa!
¡Esa es la enseñanza de Shaolin: superarte!
Últimas cinco. ¡Vamos!
Hacía muchísimo frío, y después de todo esto,
ya te puedes imaginar que no me quedaban fuerzas para nada.
Ponte en mabú.
¡Fuerte!
¡Vamos! ¡Espalda recta!
¡Sube el culo!
¡Mira al frente!
¡Baja la barbilla!
¡Un Shaolin nunca dice no puedo! ¡Ruben!
Y cómo no, pasó lo que todo el mundo menos el shifu esperaba que pasara.
¿Puedes o no? No.
Pensaba que no podría seguir entrenando,
pero recordé que había otra razón por la que me estaba esforzando.
Hace poco creé este canal con el objetivo de hacer que los vídeos de YouTube volvieran a ser como antes:
más reales, currados y sin ser todo vídeos resubidos de Twitch.
Al principio no pillaban visitas, pero de repente empezasteis a apoyar muchísimo el canal,
y está creciendo como la espuma.
Ya somos casi 100,000 personas.
Por eso quiero seguir haciendo cada vez mejores vídeos para que los disfrutéis,
y con un poco de suerte, que cuando estéis teniendo un mal día,
podáis verlos y sacaros una sonrisa.
Se vienen locuras muy grandes al canal.
Así que si no os las queréis perder, uníos a esta pequeña familia.
Pero bueno, no sé cómo reuní fuerzas y seguí con el entreno.
Esto, ¿para qué es todo?
¿Cómo que para qué es todo?
Pero en mi vida no hago esto.
No voy a cuatro patas por una escalera.
Esto es lo primero que tienes que entrenar.
Tienes que hacer que tu cuerpo sea más fuerte.
El Shaolin entrena hasta los genitales, Rubén, y va a ser la última prueba que vas a tener.
Vamos, sigamos con entrenamiento.
Lo de los genitales es broma, ¿no?
Entrenar para fortalecer los antebrazos era horrible.
Bien, nada más, Rubén.
Pero no sabía lo que me esperaba para fortalecer las manos.
Esto es entrenamientos Shaolin.
Volvimos a hacer la danza Shaolin del día anterior.
Iba bastante perdido, pero no tanto.
Y aun habiendo tenido alguna pequeña dificultad, había conseguido superar el entreno.
Un buen trabajo, es camino de Shaolin.
Mantente fuerte, supérate, no te ridnas.
Además, noté que el maestro empezaba a confiar más en mí, y me dijo de ir a comer juntos.
Aproveché para hacerle algunas preguntas sobre el año que estuvo viviendo en China.
¿En el templo Shaolin de China se entrena literalmente lo que hemos hecho antes?
Sí.
¿Y cuántas horas se entrena al día ahí?
¿Se come esto ahí también?
Pero no me respondía ninguna, y no sabía por qué.
Tú no puedes comerte el arroz así, ¿eh?
Se me escapa.
No se habla cuando se come.
Perdón.
Desde ese momento, se volvió todo muy incómodo, y más aún cuando me empezó a quitar la comida.
Tocaba ir un día más al templo.
Por cierto, muchísimas gracias a la escuela Shaolin Temple Spain por ayudarme a hacer este vídeo.
Ya sabéis, si sois de Madrid y os interesa, tenéis toda la info en la descripción.
Mira, Rubén.
Hoy te toca clase de sanda.
¿Es ese?
Hoy cambiamos.
Es el kickboxing chino, un poquito más de contacto.
Si te cansas o te mareas, no puedes parar.
Ya lo sabes.
Pues nada.
Ya habéis escuchado: sin haber pegado un puñetazo en mi vida,
solo tenía un día para entrenar, y al día siguiente tenía que hacer sparring,
aunque no tenía ni idea de lo que era.
Por mucha motivación que tuviera, el cansancio acumulado que llevaba de estos días se empezó a notar rápido.
Ahí llevábamos solo 10 minutos entrenando.
Vale, buscamos compañero.
Se me quedó el pecho rojo.
Pero bueno, por fin llegó mi turno.
Vamos a tirar.
No puedo más. No sé cuánto tiempo queda, pero no puedo más.
Madre mía.
Después de reventarme varias veces contra el suelo,
me di cuenta de que la violencia no es lo mío,
y nos sentamos para ver un sparring,
que seguía sin saber lo que significaba.
Más tarde me di cuenta de que este chico se llama Gabo, y es el mejor alumno de sanda de la escuela.
Además, ha sido campeón de España varias veces.
Y adivina con quién me iba a pegar en mi primera pelea.
Rubén, atento, que mañana te toca.
¿Cómo que mañana me toca?
Bueno, duro mañana más.
Día 5. Y eso significaba hacer sparring con Gabo.
Así que fui unas horas antes al templo para poder entrenar por mi cuenta,
para que no me destrozaran del primer golpe.
Es la primera vez en mi vida que meto un puñetazo.
Pero bueno, es como que veo que suena mucho el puñetazo, es como, suena mucho.
Y me flipo.
Estaba motivado hasta que vea Gabo calentar por el sparringo.
Y llegó la hora del ringo.
No seas muy defensivo, porque si no, no va a parar.
Defensa, pero que veas lo que hace, y en cuanto veas que hay un hueco...
Hice completamente lo contrario a lo que me dijo el coach.
No seas muy defensivo, porque si no, no va a parar.
Y recibí por todos lados.
Ahí, ahí.
Venga, ya.
Vale, descanso.
Se me ha salido la lentilla, creo.
¿Sí?, puede ser.
¿En cuál, en ese?
Lo tienes rojo, pero no veo lentilla.
¿Ves mal?
No tienes lentilla.
Después de conectar mi primer golpe, me motivé bastante.
Gran error.
Gabo me dio un golpe que me dejó inconsciente, y después de unos minutos, me despertó.
Rubén, ¿cómo estás?
Levántate despacito.
Mañana no vas a poder entrenar, ya lo sabes.
Vamos a tener que parar un poquito.
Vamos a hacer una clase de meditación para que te centres un poco.
Has dado un golpe muy duro, pero bueno, la verdad que lo has hecho muy bien.
Después del noqueo, no podía entrenar,
y eso significaba que iba a ir aún menos preparado al examen final del último día.
Pero ya no podía hacer nada al respecto.
No había estado entrenando todos estos días para rendirme en el último momento.
No me había estado despertando a las 5 de la mañana para nada.
Ni me había mareado en varios entrenos para nada.
No me había dejado la piel durante cada ejercicio para que llegara al examen final y me diera por vencido.
El maestro por fin había empezado a confiar en mí, y tenía que superar sus expectativas.
En resumen, que si quieres algo, tienes que luchar por ello.
No hay más. Solo tienes que confiar en ti, aunque sea ciegamente.
Mira, Rubén.
Hoy es tu último día para demostrar todo lo que has aprendido en estos días.
Lo has hecho bastante bien.
Ahora te toca demostrar con las tres pruebas que te voy a poner.
La primera va a ser con la vela.
Vas a apagar una vela con el puño.
Ahí se va a ver si realmente sabes proyectar un golpe.
En un solo intento tienes que apagarlo. ¿Vale?
¡Vamos!
¡Muy bien!
¡Siguiente prueba!
La segunda será soportar el dolor.
Ya sabes que un Shaolin aguanta el dolor.
Tienes que atravesar el puño.
Vale. No dudes.
Si dudas, vas a fallar.
Te vas a hacer daño.
Recuerda: mente fuerte, inhalas y al exhalar golpeas.
Y no me des a mí.
Segundo nivel: rompimiento con la tibia.
Igual, como has hecho ahí, que es tu buen trabajo.
¡Fuerte con todo!
¡Y excelente!
Este ejercicio es para ver si realmente has fortalecido tu mente y si aguantas.
Esto es difícil.
A la de tres, aprietas con todas tus fuerzas.
Si quieres gritar, grita.
Vale.
¿Preparado?
¡Recto!
¡Bien!
¡Saluda!
Y la última será el rompimiento con la botella.
Están todas?
Te queda la última.
¿Te acuerdas el día en la casa de campo?
El Shaolin entrena hasta los genitales, Ruben, y va a ser la última prueba que vas a tener.
¿No has practicado?
Mira, prepárate.
Colócate.
Espalda recta.
Me gusta que todo lo que has hecho sirva de algo.
Compórtate como un monje Shaolin.
Va.
Ahora empieza tu entrenamiento.
¡Muy buen trabajo!
Estoy muy orgulloso de ti.
Ruben, ha superado todas las pruebas, y espero que continúes con este camino.
Sí, muchísimas gracias, Shaolin templo Spain y David, por acogerme también durante estos días.
Aprieta justo donde me duele.
沙发还没有被抢走,赶紧过来坐会吧