西语助手
2024-07-21
Es un país que tiene una economía sólida,
que cuenta con un clima agradable y que constantemente recibe inmigrantes.
Sin embargo, una enorme parte de su territorio se encuentra despoblado, como si fuera un desierto.
Te invitamos a conocer qué es la España vacía y por qué hay miles de pueblos que pueden desaparecer.
Seguimos de viaje y hoy sí vamos a hablar del lugar en el que nos encontramos.
Nadie diría que Barcelona, esta ciudad, se encuentra deshabitada, sino todo lo contrario.
Recibe miles y miles de turistas e inmigrantes cada año.
Sin embargo, este fenómeno no se repite en el resto del país.
Existe una parte en la que vive tan poca gente que se ganó el apodo de España vacía.
Algunos la llaman también España vaciada y hasta inspiró movimientos políticos.
En principio, podemos ver un par de imágenes para observar de qué estamos hablando.
Una es esta fotografía satelital, en donde se ve claramente el fenómeno:
las costas se encuentran muy pobladas y el centro del país aparece menos iluminado.
La gran excepción, claro, es la capital Madrid.
También algunas otras ciudades, como Zaragoza u otras capitales de provincia,
que han atraído población de lugares cercanos.
De hecho, el 90% de los residentes de este país vive en solo el 30% del territorio.
O, lo que es lo mismo, el 70% de la superficie española está habitada por solamente el 10% de las personas.
Pero bueno, sabemos que desde hace tiempo son más las personas que deciden vivir en grandes ciudades en todo el mundo,
por lo que podemos pensar que no se trata de un fenómeno aislado.
Bueno, sí parece ser algo particular lo que sucede en España.
Veamos este mapa de Europa, en el que se distinguen los lugares deshabitados.
Muchas zonas del interior de España se asemejan a lugares con geografías muy complicadas,
como el norte de Escocia o de Escandinavia,
donde hace mucho frío, o estas zonas de los Alpes,
que cuentan con una gran altura que dificulta la instalación humana.
Con 48 millones de habitantes, España no es un país con baja población en total.
De hecho, tiene una población parecida a las de Colombia o Argentina,
países que son dos y cinco veces más grandes respectivamente.
De esta forma, España tiene una densidad de población que supera por bastante la media mundial.
Lo que sucede en este país es que tenemos algunos núcleos muy populosos y el resto del territorio en el que se hace muy difícil cruzarse con alguien.
Algunas zonas son muy particulares en este sentido.
Es el caso de la Serranía Celtibérica,
en donde no se llega a los 10 habitantes por kilómetro cuadrado.
Tiene una elevación que hace difícil la vida allí,
por lo que apenas nos encontramos con gente:
solo hay cuatro localidades que superan los 20.000 habitantes.
Se la ha llamado la Laponia española,
porque parece tan despoblada como esa región del norte de Escandinavia.
Pero claro, las temperaturas españolas no tienen nada que ver con la crudeza del norte de Europa.
¿Por qué, entonces, vive tan poca gente allí, en todo ese interior español alejado de las grandes ciudades?
Hay un proceso histórico que explica parte del fenómeno.
Después de la guerra civil, en la década de 1940, España quedó devastada.
Era un país pobre, cerrado, en el que había una dictadura,
no abundaban las oportunidades y muchas personas emigraron.
A partir de las siguientes décadas, el régimen de Francisco Franco generó un cambio en el modelo económico que produjo grandes modificaciones en el territorio.
Hubo una apertura comercial que permitió incorporar maquinaria y tecnología del extranjero,
lo que empujó a una modernización de la agricultura.
De esta forma, hubo una productividad superior en el campo y eran necesarias menos personas,
por lo que había menos puestos de trabajo en el ámbito rural.
Al mismo tiempo, se instalaron grandes zonas industriales en varias ciudades,
sobre todo en Madrid, Barcelona y Bilbao.
Estas aglomeraciones atrajeron a muchas personas que migraron internamente,
de los pueblos rurales a las enormes urbes.
Allí había mayores salarios y más calidad de vida.
De esta forma, en la década de 1960 la economía española se expandió muy rápidamente y miles de personas dejaron sus hogares en los pueblos para engrosar la población urbana.
En solo 20 años, la población rural pasó de ser el 43 al 27% del total nacional.
Si bien fue una tendencia mundial, en España el proceso fue más acelerado en esos años.
Para colmo, quienes migraron en esa época eran,
en su mayoría, jóvenes en plena edad laboral y reproductiva.
En los pueblos quedaron los más grandes y no se produjo un recambio generacional.
Es cierto que, hasta nuestros días, la tasa de natalidad es muy baja en todo el reino.
Pero en algunas comunidades autónomas esto se compensa con la inmigración.
Es lo que sucede aquí, en Cataluña.
Es más, según el Instituto Nacional de Estadística,
en los próximos quince años será la segunda comunidad con la mayor caída de población nativa,
pero al mismo tiempo será la que tendrá un aumento de población mayor debido a la llegada de inmigrantes.
Si bien en esa zona es muy claro, el fenómeno se extiende a todo el país.
La misma estimación prevé que España tendrá cinco millones más de habitantes en 2039,
pero gracias a que llegarán 6,5 millones de extranjeros.
Esto puede acentuar más la desproporción actual,
ya que quienes arriban buscan oportunidades laborales y lo suelen hacer en los grandes centros urbanos y no en los pueblos,
donde las posibilidades escasean.
Es que, en muchas de esas zonas rurales no hay muchos servicios públicos.
Todo se hace más difícil si no hay internet de calidad o si para recibir atención médica hay que hacer varios kilómetros.
Incluso el transporte es otro factor clave.
España es uno de los países con mejor servicio ferroviario.
De hecho, tiene la mayor red de alta velocidad del mundo detrás de China.
Sin embargo, el sistema está enfocado en Madrid y está repleto de lugares que quedan afuera o con servicios de otra época.
Veamos este ejemplo: si queremos ir de Zaragoza a Valencia,
podremos ir en tren de forma casi directa.
Son 300 kilómetros y tardaremos cinco horas.
Sin embargo, podemos tardar una hora menos.
Pero para eso hay que pasar por Madrid y hacer el doble de trayecto.
Toda esta situación, de ciudades cada vez más pobladas y el interior rural cada vez más deshabitado,
generó preocupaciones en varios sectores.
De hecho, dio paso a algunos movimientos políticos.
Los más destacados fueron Teruel Existe y Soria Ya,
que lograron que ingresen diputados propios gracias a éxitos en elecciones generales y autonómicas.
Los mayores reclamos tienen que ver con la falta de políticas públicas para evitar que los jóvenes dejen los pueblos o que otros quieran instalarse o regresar para realizar sus actividades.
El mensaje es claro: existe una España vaciada,
hay muchos pueblos que corren riesgo de desaparecer y muchas costumbres se perderían.
Sin embargo, existen investigaciones que aportan otros elementos,
y que muestran que el modo en el que está poblado el país no es ninguna novedad.
De hecho, señalan que en el siglo 18 la distribución de la población era similar a la actual,
con centros urbanos poblados y grandes extensiones desiertas,
lo que se acentúa en el sur del país.
Una de las posibles explicaciones se ubica en la época de la Reconquista,
uno de los procesos más importantes del país.
Cuando se extendía el territorio nacional hacia el sur,
se optaba por un poblamiento concentrado,
ya que era más fácil de defender.
En cambio, si se hubieran instalado pequeños núcleos la vulnerabilidad ante los ataques extranjeros habría sido mayor.
Hay además un factor geográfico que no podemos dejar de mencionar y que se observa fácilmente en un mapa satelital.
La geografía del interior de la península ibérica es montañosa y escarpada.
Dentro de la Unión Europea, solo Austria tiene una elevación promedio mayor a España.
Esto impide que puedan establecerse muchos núcleos con población densa.
En definitiva, si nos tomamos un tren en medio de España podremos pasar kilómetros y kilómetros sin ver a nadie,
algo más propio de países más grandes y con menor densidad de población.
Y que, además, diferencia a este país de sus vecinos europeos,
que tienen una distribución más pareja.
Los distintos gobiernos han tomado medidas para lidiar contra esta situación y hasta existe un ministerio de reto demográfico.
Una de las medidas más destacadas es que la red de fibra óptica rural pasó de llegar al 6% de los pueblos en 2015 al 79% en 2023.
Igualmente, por el momento no parece ser suficiente para detener la tendencia.
¿Te parece que los gobiernos deberían tomar acciones para luchar contra este fenómeno,
o no necesariamente es algo negativo?
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