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2024-06-11
El imperio más poderoso de Mesoamérica, aquel que se enfrentó a los españoles de Hernán Cortés.
Yo soy Ceba de Historia en 10 y en este video vamos a hablar del Imperio Azteca.
Los Aztecas fueron una civilización mesoamericana que formó un imperio y dominó gran parte del Valle Central de México entre los siglos XV y XVI.
Hasta su caída a manos de los españoles en 1521,
a la que ya le dedicamos un video completo en el canal.
Su capital, México-Tenochtitlán, estaba en una pequeña isla dentro del poco profundo lago de Texcoco.
Actualmente la ciudad de México ocupa su lugar.
Su lengua, compartida por los pueblos de alrededor,
era el náhuatl, de donde provienen palabras como tomate o chocolate.
Su religión era politeísta, practicaban sacrificios humanos y además son conocidos por ser feroces guerreros.
Pero hay mucho más que decir sobre su cultura.
Primero que nada, antes de hablar de su historia, debemos discutir el problema de su nombre.
Sin lugar a dudas, la palabra más común para referirse a ellos es Aztecas,
pero no sería la más correcta.
Según sus mitos de origen, ellos venían de una ciudad llamada Aztlán,
de donde viene el término Azteca que algunos utilizan.
Pero su dios Huitzilopochtli los habría guiado para salir de ahí,
y más adelante habrían adoptado el término Mexicas, o Mexicas como se pronuncia en México, para referirse a ellos mismos.
Esa es la palabra que utilizaron cuando los españoles llegaron y la que los españoles adoptaron.
Por eso la palabra México es mucho más antigua que el estado que lleva actualmente ese nombre.
El término Azteca fue popularizado por los historiadores del siglo XIX basándose en esa ciudad de origen.
Si bien no es completamente incorrecta, es importante saber cuál era el término de la época.
Además, azteca se refiere a todos los que vinieron de la ciudad de Aztlán,
mientras que mexica se concentra en los que se asentaron en la ciudad de Tenochtitlán.
Ahora sí, pasemos a ver su origen.
La verdad es que no hay muchas fuentes sobre todo esto,
pero se cree que los aztecas llegaron al Valle de México en el siglo XIII.
Al principio, no tenían un lugar donde asentarse.
Comenzaron sirviendo a la ciudad de Coahuacán,
pero luego se enemistaron y terminaron siendo expulsados.
De nuevo buscándose tierras, dieron con el lago de Texcoco,
donde supuestamente habrían visto un águila sobre un nopal devorando una serpiente,
un símbolo profético que les decía que estaban en el lugar indicado.
Hoy en día la bandera de México utiliza el mismo símbolo.
Sin lugar a dudas, esa isla no era el lugar más cómodo para vivir,
pero estaba vacante, por lo que decidieron quedarse y ahí fundaron su capital, México Tenochtitlán, en el siglo XIV.
Como se imaginan, todavía no eran los más poderosos de la zona.
Durante mucho tiempo sirvieron a los tepanecas de Azcapotzalco, que dominaba en el área.
Recién tras la muerte del rey tepaneca Tezozómoc,
los mexicas de Tenochtitlán formaron la triple alianza junto a las ciudades de Texcoco y Tlacopan,
y se independizaron en 1428.
A partir de ahí comenzaron a expandirse,
dando origen al imperio azteca.
Fíjense las fechas, estamos a menos de un siglo de la llegada de los españoles.
Rápidamente la Triple Alianza tomó casi todo el Valle de México.
En paralelo, Tenochtitlán se convirtió en la ciudad más importante de las tres y lideró al imperio.
Terminaron teniendo a su cargo grandes territorios con millones de habitantes.
Los pueblos conquistados debían pagar un tributo que luego se repartía entre las tres ciudades.
Mientras esto ocurriera, los aztecas dejaban que gobernaran líderes locales por ellos en los distintos territorios.
Ahora, si esto no se cumplía, las represalias eran terribles.
El ejército mexica era muy poderoso,
destacándose cuerpos de élite como los guerreros águila y los guerreros jaguar.
El emperador que gobernaba todo esto recibía el nombre de Huey tlatoani o gran orador.
Pertenecía a un linaje real, pero era elegido entre otros candidatos de su familia por un consejo formado por los más importantes sacerdotes, guerreros y familias nobles.
Tenía un carácter casi divino, era el nexo entre los dioses y los hombres.
Además, vivía con grandes lujos y recibía un respeto y obediencia dignos de un faraón.
Ahora, todo esto suena muy bien, pero cuidado.
No es para nada sencillo formar y mantener un imperio tan poderoso cuando tu capital es una pequeña isla en el medio de un lago.
Si bien no era muy profundo, obstaculizaba las comunicaciones,
a veces se inundaba, e incluso no toda su agua era dulce.
Sin embargo, Tenochtitlán llegó a tener alrededor de 200.000 habitantes,
más que Londres, Sevilla y la mayoría de las ciudades europeas de la época.
Cuando llegaron los españoles se fascinaron,
y la compararon con Venecia porque algunas de sus calles eran canales,
por los que circulaban canoas.
Además tenían calzadas que las conectaban con los alrededores,
acueductos que permitían traer agua dulce e incluso unos diques que permitían evitar las inundaciones.
Y todavía nos quedan dos grandes problemas.
¿Dónde va a vivir toda esa gente y de qué se va a alimentar?
Para eso se utilizó el sistema de chinampas.
Estas eran islas artificiales creadas para poder cultivar y autoabastecerse.
A veces se las llama islas flotantes, pero en realidad no flotaban.
Estaban hechas con barro, tierra y hierbas,
e incluso se plantaban árboles en las esquinas para que sus raíces reforzaran la estructura.
El resultado eran tierras fértiles para la agricultura.
De un modo muy similar, se ganaba espacio para construir nuevas casas también.
De lo que se producían las chinampas,
junto con lo que venía por los tributos y lo que se comerciaba en grandes mercados como el de Tlatelolco,
salían los tomates, maíz, frijoles, chiles y otros alimentos que la ciudad necesitaba.
Llegados a este punto puede que alguno de ustedes se estén preguntando por qué nunca vieron fotos de todo esto o cómo hacer para visitar esta ciudad.
Lamentablemente esto es imposible.
A diferencia de otras ruinas mayas o incas, prácticamente nada queda de la Tenochtitlán original.
Tras la conquista, fue completamente destruida y renovada.
El lago fue drenado y hoy en día la actual Ciudad de México ocupa su lugar.
Por ejemplo, las ruinas del Templo Mayor dedicado a Tláloc y Huitzilopochtli se encuentran junto a la Catedral.
Es por eso que siempre digo que si pudiera realizar aunque sea un viaje en el tiempo,
lo usaría para ir a ver esta ciudad con mis propios ojos.
Es verdaderamente la única forma de conocerla.
La siguiente parada es la sociedad dentro del Imperio Azteca.
Los habitantes estaban divididos en pequeñas unidades llamadas Calpulli, de familias conectadas.
Además, mantenían una fuerte jerarquización.
En la cima estaban los pipiltin, eran las familias nobles,
aquellos que ocupaban los cargos más importantes en la administración,
el culto y el ejército, y los dueños de la gran mayoría de las tierras.
Detrás de ellos venían los Pochteca, mercaderes de larga distancia que tenían un prestigio similar al de los anteriores.
Estos realizaban viajes a territorios alejados y generalmente iban acompañados por espías que traían información importante para la guerra.
Luego venían los macehualtin, la gente común, la gran mayoría de la población.
Estos solían ser campesinos y debían pagar tributos.
Por último estaban los siervos y esclavos,
gente que había perdido los derechos por diferentes motivos, como podían ser deudas o haber sido capturados en batalla.
Otro tema muy interesante son sus creencias.
Los aztecas eran politeístas, pero su mitología es imposible de abarcar en este video.
Creían en cientos de dioses con múltiples nombres y significados,
es decir que no era tan sencillo como decir que tal era el dios de esto o aquello.
Los cuatro principales eran Tezcatlipoca, Huitzilopochtli, Quetzalcóatl y Tláloc.
Tezcatlipoca era el señor del espejo humeante, asociado con el norte y con la noche.
Quetzalcóatl, o serpiente emplumada,
era un dios asociado con el viento y el conocimiento,
compartido por diferentes culturas mesoamericanas como los toltecas y Teotihuacán.
Es el equivalente del kukulcán maya de Chichén Itzá.
Según algunas versiones, los aztecas creían en la leyenda del rey Quetzalcóatl, posiblemente el dios personificado,
que tras gobernar la ciudad la abandonó navegando hacia el este,
pero juró retornar a recuperar lo que le pertenecía.
Luego tenemos a Huitzilopochtli, patrono de los mexicas asociado con la guerra y con el sol,
y a Tláloc, asociado con la agricultura y las lluvias.
Uno de los aspectos más famosos de la cultura azteca son los sacrificios humanos,
hasta el punto que lamentablemente algunos solo los conocen por este hecho.
En primer lugar, la mayoría de las culturas mesoamericanas practicaban los sacrificios.
Además, si bien los aztecas los practicaban y mucho,
las fuentes que tenemos al respecto pertenecen a los españoles y generalmente son exageradas.
Además, es imposible saber si los sacrificados periódicamente se contaban entre los cientos o los miles.
Lo que sí sabemos es que estos sacrificios humanos acompañaban todo tipo de rituales y celebraciones.
Uno de los motivos principales era nutrir a los dioses, por ejemplo.
El método principal consistía en abrir el pecho con un cuchillo de obsidiana y extraer el corazón.
No era el único de todos modos, a veces incluso se practicaba el canibalismo ritual.
Los sacrificados generalmente eran prisioneros de guerra, aunque dependía de cada celebración.
Una de las formas de conseguir estos cautivos era mediante las llamadas guerras floridas,
enfrentamientos rituales contra pueblos que todavía no habían conquistado, como los vecinos de las Caltecas, por ejemplo.
Durante estas guerras, ellos demostraban su poder y además conseguían prisioneros para los sacrificios.
Pero su cultura era más que sólo sacrificios y guerra.
Como ya vimos, eran grandes constructores,
lo que les permitió levantar Tenochtitlán en medio de un lago.
También les interesaba la poesía, la música y la danza.
Jugaban al juego de pelota como sus vecinos y sus ancestros,
y además le daban mucha importancia a la educación.
Tenían un amplio sistema educativo diversificado para los Pipiltin y los macehualtin, y además para los hombres y las mujeres.
También se dedicaron a la astronomía.
Si bien no llegaron al nivel de los mayas,
desarrollaron su propio calendario como nos muestra por ejemplo la Piedra del Sol.
Tenían uno de 260 días y otro solar de 365.
Dividido en 18 meses de 20 días cada uno, más 5 extra, asociados con mala suerte.
Su cosmovisión en general era pesimista,
por lo que creían en diferentes ciclos o soles que terminaban en cataclismos.
Lamentablemente, a diferencia de los mayas,
por ejemplo, los aztecas no tenían un sistema desarrollado de escritura que podamos leer.
A veces anotaban cosas en códices pictográficos,
repletos de ilustraciones y símbolos con distintos significados,
pero casi nada llegó hasta nuestros días y todo tiene orígenes debatidos.
Algunos fueron destruidos por los propios aztecas,
y muchos por los españoles después de la conquista.
Entre los textos posteriores, algunos fueron patrocinados por los frailes como Bernardino de Sahún,
que le dieron una forma escrita al náhuatl utilizando el alfabeto latino,
y otros se desarrollaron independientemente.
El problema es que todas las fuentes escritas que tenemos están tenidas por la conquista, tanto las de los vencedores como las pocas de los vencidos,
por lo que es muy difícil reconstruir la historia azteca.
Muchas gracias por haber visto este video, espero que les haya parecido interesante.
Como algunos saben, la época de la conquista de América y sobre todo la de México es mi favorita,
y hace mucho tiempo que quería complementar el video que le dedicamos con uno enteramente sobre los mexicas.
Si les parece bien, me gustaría tratar a los incas en otro momento, los leo en los comentarios.
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