西语助手
2024-12-08
Desde que tengo uso de razón, como a la mayoría de los españoles,
esta cantinela me despierta cada 22 de diciembre.
Y todos los años siento la misma emoción cuando escucho a los niños cantar durante horas, números y euros.
¿Les suena?
86.055.000 euros.
14.054.000 euros.
Entonces sé que es Navidad.
El espíritu de las fiestas invade nuestro país con una intensidad que sólo se puede comprender si uno mismo lo ha vivido.
Por fin ha llegado el Sorteo Extraordinario de Navidad.
Es un momento excepcional en la vida de muchos españoles que seguimos apegados a esta tradición.
Retransmitido en directo por todos los medios de comunicación.
De hecho, para un periodista es un honor presentar este acontecimiento y en las redacciones se pelean por cubrirlo.
El espectáculo está programado a las 9 de la mañana en el Auditorio de Loterías,
recientemente instalado en el Teatro Real de Madrid.
Durará entre 5 y 6 horas.
La entrada es gratuita, pero, atención, se organiza por estricto orden de llegada.
Así que desde el amanecer y a pesar del frío,
cientos de personas que vienen desde toda España hacen cola para entrar.
Solo 600 encontrarán asiento.
Muchos acuden disfrazados con trajes de lo más originales o bien llegan cargados de amuletos para atraer la suerte,
como monedas de oro o herraduras.
En el escenario hay dos bombos metálicos.
Uno grande, que contiene todos los números de la lotería,
y otro pequeño, cuyas bolas indicarán los euros que ganan quienes tengan ese número.
Comienza el espectáculo.
Dos niños cantan los números que salen de los bombos. Así.
Son los niños de San Ildefonso, un histórico internado que acogía a niños huérfanos cuando se organizaron las primeras loterías.
Bueno, de eso hace más de dos siglos.
Hoy acoge niños de familias con dificultades económicas o sociales.
Cada año, 32 alumnos de San Ildefonso,
de entre 8 y 14 años, tienen el honor de ser elegidos para participar en el sorteo cantando los números.
Deben tener una voz clara y potente,
cantar bien, por supuesto, y serlo bastante altos para poder recoger las bolas que caen del gran bombo.
Para poder desempeñar con brillantez este importante papel, ensayan durante todo el año.
En nuestro país es algo muy serio el sorteo de la Lotería de Navidad.
Desde 1812, año de su creación, el sorteo de la Lotería de Navidad tiene lugar en España todos los años.
Sí, todos.
Incluso durante los tres años que duró la Guerra Civil.
Entonces hubo dos sorteos, uno en la zona controlada por los republicanos y otro en la zona franquista.
Hay que decir que la lotería fue muy útil tanto como instrumento de propaganda como para recaudar fondos.
Ahora se preguntarán, ¿cómo se puede participar?
Pues desde el mes de julio los boletos ya se ponen a la venta.
Tradicionalmente son reproducciones de cuadros ilustres con escenas de la natividad.
Es posible comprar un sencillo décimo por la módica suma de 20 euros.
También se puede comprar un billete completo que tiene 10 décimos por 200 euros.
Harían falta al menos tres carambolas para explicar cómo se distribuyen los números,
las series, los décimos...
Tengo que reconocer que es increíblemente complejo.
Porque además estamos acostumbrados a compartir el billete.
Es decir, si compro un décimo, doy una participación de cinco euros a mi hermano.
Otra a mi primo y otra a mi tío, así que en realidad solo estoy jugando cinco euros,
pero también voy a recibir un montón de participaciones de otros números o de otros décimos.
No intenten averiguar más, hay que tener la mente compleja de los españoles para entenderlo todo.
La víspera del sorteo, una cierta ansiedad reina en el ambiente.
Se forman colas enormes para comprar un décimo o un número de última hora,
sobre todo en Doña Manolita, en Madrid, o en La Bruja de Oro, en Cataluña.
Es en estos dos puntos de venta donde ha sido vendido en más ocasiones el gordo.
¿El gordo?
El gordo.
Todo el que vive en España sabe qué es el gordo.
Es el gran premio.
Pero vamos a volver un momento al salón de loterías.
Hemos hecho cambio en la mesa presidencial.
Tenemos a doña Natalia... ¡Atención!
El número 86148 gana 4 millones de euros.
Incluso los niños que lo han cantado lloran de emoción.
Inmediatamente, los medios de comunicación se desplazan al lugar donde se vendió el boleto premiado.
En Valencia, en un pueblo de Asturias, en Barcelona o en un barrio de Madrid.
La imagen se repite año tras año.
Lágrimas de emoción, gritos de alegría, boquillas de champán, una inmensa euforia colectiva.
Y decimos, el premio estaba muy bien repartido.
Claro, porque con nuestro sistema de lotería hay muchos premios.
27 Millones de personas se repartirán el bote de 2.500 millones de euros.
Y si no gana nada, no se preocupe, inevitablemente le dirán, lo importante es la salud.
Yo llevo jugando desde que tengo uso de razón y todavía no he ganado nunca.
Solo me queda esperar, el año que viene, igual me toca.
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