西语助手
2023-05-28
Hola.
Quería preguntarte qué opinas sobre el mensaje que yo creo que cada vez está más extendido de que siempre nos tenemos que quedar con el lado positivo de las cosas.
Quería preguntarte si crees que realmente todo tiene algo positivo.
Bueno, y en caso de que sea así,
si eso es lo que los psicólogos llamáis "psicología positiva".
Me encanta tu pregunta porque siento que tiene muchos matices.
Sí, primero te respondo que sí, yo creo que todo tiene algo positivo.
Todo tiene algo potencialmente aprendible y rescatable de cualquier situación.
Eso primero.
Segundo, sí, la estructura o el entrenamiento para aprender a ver eso positivo a nivel mental y emocional es lo que hoy día se llama "psicología positiva".
Pero siento que eso también, como todo fenómeno en la vida,
se ha ido distorsionando hasta un punto de llegar a un positivismo tóxico.
Que es como esta arenga permanente de que: "¡Vamos, que se puede!".
"¡Vamos, que tú puedes!" y "¡Vamos que se puede!" y...
Todos debemos tener alguna red,
en Instagram, o donde quieran,
que nos está todo el tiempo impulsando a esta sensación de "todo se puede", y yo creo que sí,
yo creo que es verdad que todo se puede, pero no siempre.
Yo creo que el espacio para decir: "Estoy triste",
el espacio para decir: "Estoy cansada" y que eso no se lea como una queja,
sino como una realidad emocional que merece respeto,
el espacio de poder llorar un día entero o simplemente no querer levantarme me parece que es algo que tenemos que respetarnos.
Hoy existe como una moda del no sentir,
del no involucrarme demasiado,
de medir todo lo que digo y lo que hago para que el otro o la otra no vaya a concluir que,
por ejemplo, estoy muerta por él.
O, entonces...
Como... Queriendo contestarle, lo dejo en visto para que en realidad él no piense que yo estoy pendiente de que me entre o no me entre el mensaje,
entonces lo dejo esperando, o sea...
Todo un juego que es muy estratega y que es tan alejado de la humanidad y de lo que el ser humano tiene o debe,
o debiera desarrollar.
Entonces, yo creo que el espacio de la vulnerabilidad,
del arriesgarme a sentir,
del arriesgarme a perder en ese sentir,
del arriesgarme al dolor,
pero no querer perder la dimensión de conectarme con la vida me parece que es algo que hay que recuperar y siento que,
de repente, en este positivismo tóxico de no permitirte estar triste,
o en esta competencia que a mí me asombra mucho...
Como la competencia de dolores que tenemos.
Entonces, si tú me llamas y me dices: "Uy, Pilar,
estoy con un dolor de espalda gigantesco" y yo te digo: "Uy, te mueres yo.
No, yo tengo una jaqueca...
De hecho, acabo de llegar del médico porque me tienen que hacer un examen porque tengo todo este lado medio dormido...".
Entonces tu dolor de espalda...
Pasó a pérdida, digamos.
Porque esta competencia de quién sufre más y quién lo está pasando peor es algo que nos encanta hacer hoy.
El otro está esperando a que yo cuente mi tragedia para poder contar la de él, digamos.
Pero si yo lo invalido desde mi tragedia y yo no tengo tragedia,
o, si las tengo, no las sé valorar como tragedia,
y las veo como aprendizaje y no voy a sobrexagerar en eso.
Entonces, te digo: "¿Cómo estás?", "¡Superbien!".
"¿Cómo vas a estar bien? ¡Nadie está bien!".
Es como esa sensación.
Y eso tiene mucho que ver con esta tendencia que se ha ido generando de positivizar todo demasiado y sentir que,
claro, es verdad,
todo depende de la actitud, es cierto.
Y es verdad que todo se puede si tienes un plan y entiendes que sueño más voluntad es igual a logro,
que, para mí, es una fórmula básica de la vida.
Pero tiene pausa.
O sea, en la vida hay que aprender a parar para seguir.
Es como aprender a descansar pero nunca renunciar al sueño, ¿no?
Pero ese descanso es válido.
Entonces, si yo quiero estar triste o necesito decir que estoy triste,
tengo permiso para decir que estoy triste.
Y déjenme estar triste.
Y creo que ese autorrespeto por la tristeza y, además, por...
por carnalizar la tristeza, ¿no?
Porque también está la otra tendencia,
que es espiritualizar la tristeza.
Entonces, encuéntrale el sentido: ¿por qué estás triste?
¿Para qué te habrá llegado esta tristeza?
Y encuéntrale el sentido, y entrega la tristeza,
¡suelta la tristeza!
Sí, perfecto, yo espiritualizo la tristeza, pero yo estoy triste.
Después puedo aprender. Es como cuando se muere alguien.
Primero hay que llorarlo,
después podré encontrar los aprendizajes que tuve con él,
o recordarlo con alegría, pero...
Además, cuando uno llora, uno llora por uno, no por el que se fue.
Entonces, llora porque uno lo va a extrañar, no por el otro.
Entonces, el cómo yo me permito ser vulnerable o tener todos estos matices emocionales dentro de mi vida y decir:
"Hoy estoy mal.
Y estoy mal, y tengo todo el derecho a estar mal".
Ahora, como soy positiva,
sé que ese mal va a pasar.
Y que es transitorio. Ahí me sirve ser positiva.
Porque me da el indicador de que es transitorio.
Entonces yo sí me puedo permitir estar...
Ahora, si llevo 15 días en cama,
ya tengo que empezar a pensar que tengo otra cosa,
no es que solo esté triste.
O sea, la tristeza se pasa cuando me la permito,
el cansancio se pasa cuando duermo.
Pero si digo los 365 días que estoy cansada,
hay algo que tengo que revisar.
La gente no puede vivir cansada.
Entonces, la transitoriedad de la situación es lo que me permite evaluar o darme el permiso para decir:
"No, hoy día me voy a quedar en cama.
No tengo ganas de hacer nada".
O "quiero estar sola, tranquila".
"Pero, ¿cómo? ¡Levántate!
¡Tú tienes que estar bien! ¡Depende de ti!".
Y no siempre.
Lo que tengo que tener claro es que si no puedo yo con eso,
tengo que pedir ayuda.
Y si puedo con eso, me tengo que permitir el break para después continuar.
Pero ese break, a mí me parece que es un derecho básico.
沙发还没有被抢走,赶紧过来坐会吧