西语助手
2025-04-15
Tenemos algo llamado "sesgo de negatividad".
Y eso significa que nuestro cerebro prefiere prestar atención a la información negativa por razones evolutivas.
Nos sirvió para comprender lo que nos podía matar o no.
Así que, cuando vamos por la vida, este sesgo de negatividad puede tomar el control y empezamos a ver que la vida puede ser un poco más mala de lo que realmente es.
Cuando analizamos las investigaciones, vemos que tenemos más emociones negativas.
De las ocho emociones básicas, hay cuatro que son negativas,
dos que pueden ser positivas o negativas,
y solo dos que son solo positivas.
Y no solo tenemos más emociones negativas,
sino que el cerebro también las registra más intensamente.
Entonces, lo que vemos en el potencial de voltaje cuando la neurona se dispara es que,
cuando aparecen estímulos negativos,
hay una respuesta mayor.
Cuando la información es negativa, la tomamos de forma más personal.
Eso implica que podemos ir por la vida viendo muchas cosas negativas y pasando por alto muchas positivas.
Y, si haces eso suficientes veces, puedes reprogramar el cerebro para que solo vea lo negativo.
Si yo os dijera ahora mismo: "¿Cuántas cosas naranjas hay a vuestro alrededor?",
empezaríais a contar.
Y, si yo dijera: "¿Y cuántas cosas verdes habéis visto?",
diríais: "Ah, no lo sé, solo estaba buscando las cosas de color naranja".
Así es como funciona el sesgo de negatividad.
Cuando empiezas a decir que tienes un mal día,
que no eres suficientemente bueno, que no eres capaz...
Tu cerebro querrá confirmar la afirmación.
Y lo único que verás serán las afirmaciones que prueben que estás en lo cierto.
Así que podemos reprogramar nuestros cerebros para que vean también lo positivo con prácticas como la gratitud y felicitándonos a nosotros mismos por cada victoria,
por pequeña que sea.
Así, cuando nos digamos: "Oye, muy bien, lo has hecho genial hoy", liberaremos dopamina.
Al liberar dopamina, estimulamos un sistema de aprendizaje basado en la recompensa que nos dice que hemos hecho algo que nos ha hecho sentir bien y que hay que seguir haciéndolo.
Pero cuando pensamos de forma negativa,
no producimos dopamina, así que nos quedamos atrapados en un bucle sin ningún cambio.
Esto es muy importante también para cambiar de hábitos,
porque muchas veces pensamos en la imagen global y nos centramos tanto en llegar a la meta final que nos olvidamos de los pequeños pasos que hemos dado para llegar.
Pero si conseguimos felicitarnos continuamente por esas pequeñas victorias,
seguiremos liberando dopamina, seguiremos sintiéndonos bien y empezaremos a verle lo positivo a la vida,
que quizá no es tan mala como la pintamos.
En psicología, el triángulo cognitivo explica que nuestras acciones influyen en nuestras emociones,
que a su vez influyen en nuestras creencias.
Y este triángulo cognitivo se convierte en un patrón que se refuerza a sí mismo.
Si piensas negativamente sobre ti mismo,
tus acciones harán lo mismo y luego lo harán tus creencias,
y tus creencias desencadenarán tus emociones.
Y así se convierte en un ciclo que puede parecer difícil de romper.
Por eso es importante que no nos hablemos negativamente.
Porque si dices: "No soy lo suficientemente bueno".
Si yo hubiera entrado aquí repitiéndome:
"Estoy nerviosa, no puedo hacer esto",
mi lenguaje corporal sería cerrado,
quizá estaría temblando, vosotros lo notaríais y entonces actuaríais raro,
entonces yo actuaría raro y todo el mundo actuaría raro,
y sería un ciclo de autodesprecio que se refuerza a sí mismo.
Pero cuando estamos con una postura abierta y creemos en nosotros mismos y decimos cosas positivas sobre nosotros mismos,
o ni siquiera positivas, tal vez más neutras.
En vez de decir: "No soy suficientemente bueno",
podrías decir: "No soy suficientemente bueno todavía,
pero estoy aprendiendo".
Eso le da un giro neutro porque te da poder para recordarte que eres capaz de este cambio plástico.
Una de las herramientas para escucharnos un poco más a nosotros mismos es ganar autoconfianza.
Cuando tenemos autoconfianza, podemos ir por el mundo sabiendo que podremos afrontar lo que se nos ponga por delante.
Y una de las formas para aumentar nuestra autoconfianza es fijarnos objetivos realistas,
pero también seguirlos a rajatabla.
Cumplir esas promesas que te has hecho a ti mismo.
Así que cuando te dices: "Iré al gimnasio a las seis de la mañana antes del trabajo",
significa que debes comprometerte y cumplirlo.
Porque, si rompes tus propias promesas, puedes romper muchas promesas.
Entonces, ganando esa autoconfianza y ciñéndote a tus objetivos,
empiezas a crear una base de datos de confianza en ti mismo e información de que eres capaz de cualquier cosa.
Eso implica ser más realista con tus objetivos.
Lo que pasa a veces es que la gente,
sobre todo en enero, dice que va a empezar a ir al gimnasio cinco días a la semana,
que van a comer sano, que van a dejar de fumar y de beber...
Y hay demasiados hábitos al mismo tiempo.
Cuando la motivación desaparece, volvemos a los viejos hábitos.
Nos regañamos a nosotros mismos y empezamos a creer que no somos capaces de hacer las cosas,
lo cual refuerza nuestra falta de autoconfianza.
Pero cuando nos fijamos objetivos realistas y decimos:
"Vale, el primer mes iré al gimnasio dos veces por semana a las seis,
antes del trabajo", y luego lo haces de seguido y te demuestras que puedes,
entonces puedes aumentar el objetivo,
porque eres capaz de más. Así que, encontrar algunos puntos no negociables y ceñirte a ellos es la herramienta número uno.
Después, asegurarte de que esos objetivos son realistas y,
por último, celebrar las pequeñas victorias durante el proceso.
Así que, cada vez que vas al gimnasio y cumples tu promesa, felicítate por ello.
Porque, al hacerlo, refuerzas esa afirmación,
refuerzas esa creencia, refuerzas el hábito,
y querrás seguir haciéndolo con el tiempo.
Eso también nos ayuda a adoptar una mentalidad de crecimiento.
Al reforzar la autoconfianza, creemos en nosotros mismos,
creemos en nuestra valía y tenemos pruebas de que somos capaces.
Si tenéis una programación que ya no os funciona,
quiero que os liberéis de ella, porque por supuesto que podéis cambiar.
No estáis programados así.
Podemos reprogramar nuestro cerebro para convertirnos en la persona que queremos ser.
沙发还没有被抢走,赶紧过来坐会吧