西语助手
2024-10-29
Si mis caderas no se mueven, yo siempre le digo a mis músicos, ¿are they moving?
¿Se están moviendo?
Yo no las veo que se estén moviendo.
Si no se están moviendo, esto no funciona.
Esto no sirve.
Hola GQ, soy Shakira y les voy a hablar en nueve barras de mis canciones.
Suerte o whenever, whatever.
Esta fue la canción con la que se dio a conocer mi música en Estados Unidos dentro del público angloparlante y también fuera de los Estados Unidos,
en Europa, en Asia.
Y lo interesante fue que esta canción precisamente no tiene nada que ver con el pop anglo que estaba dominando en ese momento las radios.
Es una fusión de elementos de la cordillera de los Andes,
elementos andinos, de los que siempre estaba enamorada.
El sonido del bombo legüero, el sonido de las flautas andinas, de la gaita.
Y todo esto me lo tomé prestado para hacer esta fusión en esta canción,
que además es una canción de amor, es una declaración de amor a la persona con la que estaba en ese momento,
que le hice muchas canciones, le dediqué muchas canciones.
Primero hice Suerte y luego Gloria Estefan le hizo la adaptación al inglés de Whenever, Whatever,
porque en ese momento no manejaba muy bien el inglés yo,
estaba aprendiendo a componer en inglés.
Había escrito la primera parte de la canción primero,
letra y música, pero me faltaba el estribillo.
Estaba en el estudio de Emilio Estefan trabajando,
eran las dos o tres de la mañana cuando ya me fui a casa.
Iba manejando y en el auto se me ocurrió todo el coro de la canción.
Empecé a cantar.
Contigo, mi vida, quiero vivir la vida, lo que me queda de vida.
Quiero vivir contigo mientras manejaba.
Y llamo, apenas llego a mi casa, llamo al productor,
al coproductor, y le digo, ya, tengo el coro,
¿no sabes?
El corazo que se me ha ocurrido.
De esas cosas que...
Cuando no comprendes bien cómo funciona eso de la inspiración, ¿no?
Pero así, manejando por la US1 en Miami,
saliendo de Crescent Moon, el estudio de los Estefan,
sin un estribillo, y de repente llegué a casa y ya tenía el estribillo,
el estribillo que fue el más grande impulso para mi carrera en ese momento,
pero un estribillo que, además, me gustaba cantar,
me la pasaba cantándolo.
Una buena canción o una canción que sabes que va a gustar a la gente es cuando tú mismo no te cansas de cantarla.
El compositor siempre tiene que pasar por el ejercicio ese de revisar bien si una melodía no se vuelve cansona.
Si dan ganas de seguir cantando esa canción una y otra y otra vez,
siempre intento hacer esa autocrítica.
La tortura con Alejandro.
Esta canción, recuerdo que la hicimos en Bahamas con Luis Fernando Ochoa.
Yo tenía la idea de tomar prestada también un poco del reggaetón que estaba surgiendo en Puerto Rico,
que en ese momento no sonaba mucho en la radio fuera de Puerto Rico.
Estaba empezando a surgir en algunos países de Latinoamérica, pero para nada sonaba en España.
Y fue como experimentar también con una melodía un poco españolizada, un poco flamencada.
Y cuando decidí llamar a Alejandro, y Alejandro dijo que le encantó la canción,
ahí supe que la canción realmente iba a funcionar.
Y bueno, el resto es historia, ¿no?
Fue una de las primeras colaboraciones,
si no fue la primera que se hizo en Latinoamérica,
en un contexto así, ¿no?
De dos cantantes como era Alejandro y yo en ese momento juntarnos,
participar juntos en un vídeo y disfrutar,
disfrutar luego de todo lo que vino con esa canción,
de todo lo que sucedió en Estados Unidos.
Incluso es una canción que sonó en español,
de las primeras canciones que sonaron en español en la radio anglosajona,
uno de los mejores recuerdos que tengo de esa época,
ver cómo se estaban rompiendo con el paradigma de la música latina.
¿Y qué más latino, qué más hispano que La Tortura?
Una canción que nos dejó muchísimas satisfacciones Alejandro y a mí y una amistad que más que una amistad es una hermandad de años.
Estoy aquí.
Cuando pienso en estoy aquí, pienso en la niña de 17 años que sale de Colombia con una guitarra en la mano y pantalones de cuero queriendo ser escuchada por el mundo.
Una niña que tenía pocas posibilidades de lograr cosas,
pero que poco a poco fue logrando sus objetivos y fue haciendo sus sueños reales.
Recuerdo mucho mi gira por Brasil, mi primera gira internacional, mi primera gira de conciertos.
Estoy aquí hace parte de mi álbum Pies Descalzos, que va a cumplir 30 años.
Y sí, la razón por la que mucha gente cree que es mi primer proyecto es porque fue el primer proyecto en el que se me conoce internacionalmente,
por fuera de mi país.
Estoy aquí es la canción que abre paso a mi carrera en México, en Estados Unidos, en España.
Pero no era mi primer proyecto, era el tercer álbum de estudio.
Mi primer álbum fue Magia, a los 13 años.
Y este fue ya como el inicio de mi madurez artística.
Con este álbum y con esta canción estoy aquí.
Estoy enloqueciéndome.
Recuerdo que lo que quería lograr en este estribillo era precisamente hacer como una especie de trabalengua, ¿no?
Un juego de palabras y jugar con la métrica, que fuese difícil para la gente cantarlo.
Y ese era como el juego, el jueguito del coro,
del estribillo, que resultó muy bien porque al final la gente se lo aprendió sin ninguna dificultad.
Hips Don't Lie.
Mira que con esa canción ocurrió algo como medio sobrenatural.
Había soñado con Wyclef.
Soñé con Wyclef Jean.
Una cosa súper random.
Y me despierto y me dice mi manager, oye, ¿qué te parece si haces algo con Wyclef Jean?
Que tiene una idea.
Y yo, ¿en serio?
Acabo de soñar con él, qué cosa más extraña.
Había soñado con Wyclef Jean, te lo prometo.
Allí empezó toda esa aventura de Hips Don't Lie y escuché la idea que tenía él y enseguida se me ocurrió el...
Fue como automático, como cuando un río desemboca en el mar.
Era predestinación, si es que existe la predestinación, no lo sé.
Hips Don't Lie es una frase que surge a partir de cómo yo experimento la música,
cómo yo vivo la música.
La vivo de una forma muy corporal, bailando.
Siento si una canción funciona o no funciona,
si una canción tiene lo que necesita o lo que le hace falta.
Si mis caderas no se mueven, yo siempre le digo a mis músicos.
¿Are they moving?
¿Se están moviendo?
Yo no las veo que se estén moviendo.
Si no se están moviendo, esto no funciona.
Esto no sirve.
Hasta que esté bailando, ese es realmente el barómetro.
Es la forma que tengo de saber si una canción ya está lista o si necesita pasar más tiempo en el horno.
Fue un experimento lo de la parte en español.
Casi ni la recuerdo porque en realidad lo que funcionó fue la canción tal cual la escribí,
que fue la versión en inglés.
Y también el experimento ese de mezclar la cumbia colombiana,
la cumbia de la costa Caribe, donde yo soy.
Este elemento lo quise incorporar en esta canción,
a pesar de que era un riesgo, porque no se sabía cómo iba a reaccionar la radio norteamericana.
Apenas surgió esta canción, llamé al presidente de Sony Music y le digo,
Dani, tú tienes que recoger ya todo lo que haya de este álbum en el mercado,
recógelo y vamos a volver a imprimir porque tengo una canción que va a ser lo más.
Yo sabía que esa canción la iba a romper y me dijo,
mira Shakira, bueno, esto...
Le digo, ¿confías en mí?
¿Cuánto tiempo tengo en la compañía?
Recoge todos los discos y vuelve a imprimir y tienes que meter a Hips Don't Lie en el álbum.
Me dijo, ok, lo hago porque te creo.
Y no me equivoqué porque Hips Don't Lie, para mí, mi carrera en ese momento rompió todos los récords.
Inevitable.
Una noche en el Tairona, en el parque natural maravilloso que tenemos en Colombia,
ese que menciono en la bicicleta con Carlos Vives.
Estaba ahí, en el Tairona, con mi amigo.
La noche más estrellada que recuerdo de mi vida entera.
No alcanzabas a ver ninguna casita con luz eléctrica.
Estábamos durmiendo en hamacas, o lo que le llaman ahí chinchorros.
Momento de inspiración total, menos de 15 minutos teníamos esta canción.
Letra y música.
Fue como si me la hubieran dictado.
No hubo un momento de duda, un devenir de dialéctica y de palabras y de sentimientos y de emociones.
Es como un autorretrato.
Debía tener unos 21 años, cuando la hice, 20 años.
O no sé, 19, 20 años.
Estaba en esa etapa en la que uno todavía está intentando hacer lo que decía Sócrates,
conocerse a sí mismo.
Yo quería conocerme a mí misma, quería saber quién era.
O si pudiese, en unas pocas palabras, verme a mí misma como frente a un espejo.
Pues era esa canción.
No sé preparar café, no entiendo de fútbol.
No sé cocinar, no me baño los domingos.
En esa época no me bañaba los domingos, ahora sí.
El cielo está cansado ya de ver la lluvia caer cada día que pasa.
Es uno más parecido a ayer.
La metáfora de la lluvia, la metáfora de la pérdida,
del dolor, lo inexorable que es esto de amar a una persona,
hasta el cansancio, hasta la debilidad.
Ciega, sordo, muda.
Ciega, sordo, muda es mi homenaje a México.
Mi deseo sublimado de jugar con trompetas mexicanas.
Es un arreglo que yo misma hice.
Debí haber sido trompetista en mi vida pasada porque siempre se me ocurren arreglos de trompetas y arreglos de metales.
Ciega, sordo, muda es una frase que decía mucho mi madre.
Hazte la ciega, la sorda y la muda.
Se me quedó esto de ciega, sordo, muda que decía mi madre.
Y me di cuenta que también era el estado natural del amante, del enamoramiento.
El no ver, el no oír lo irracional del amor.
Lo loco, lo espontáneo del amor.
Es esa ceguera y esa sordera por la que pasamos todos alguna vez.
Sí, es verdad que hay un contraste muy grande de esta canción.
Una melodía muy alegre, una música muy animada, un ritmo muy animado.
Y una letra dura como lo mismo, ¿no?
Es como autoplagelándose, castigándose por sentir eso que te deja sin control en una relación, ¿no?
Te deja a merced del otro.
Ciega, sordo, muda, torpe, traste, testaruda.
Todo lo que he sido por ti me ha convertido en una cosa que no hace otra cosa más que amarte.
Yo creo que seguía jugando con esa idea de utilizar muchas palabras en un contexto,
en una métrica rápida, ágil, y que las palabras fuesen como un elemento percusivo.
Ese era un poco como el experimento que estaba haciendo.
Loba, no podía faltar.
Es una canción surrealista, es una canción que está llena de imágenes,
porque sentía que en ese momento se estaba perdiendo un poco el culto a la imagen en la composición musical,
a la fantasía.
Se estaban empezando a hacer canciones muy explícitas,
muy directas, y ¿de dónde estaba quedando el ensueño,
la ensoñación, la fantasía, el imaginar cosas a través de palabras o de una melodía?
La composición o el arte de escribir canciones pertenece al mundo de los sueños.
Es difícil para mí recordar por qué decidí utilizar un conjunto de palabras en vez de otro.
La composición en sí es un proceso muy...
Espontáneo del inconsciente.
Muchas veces he escrito canciones soñando.
Me levanto y, de pronto, no tiene ningún sentido lo que he estado imaginando toda la noche y,
de pronto, sí.
Tengo que saber las locuras que pienso yo cuando estoy escribiendo.
She Wolf se convierte en esa canción en la que encuentro un arquetipo,
el arquetipo de la mujer salvaje con el que resueno y con el que me siento identificada en ese momento,
un momento en el que estoy descubriéndome a nivel personal.
Y sí, empiezo a descubrir que hay un ser primario, un ser imperfecto, ¿no?
Pero que merece también ser reconocido.
Y es como un tributo a eso, ¿no?
Y a la mujer empoderada y dueña de sí misma y una mujer pasional.
Chantaje, una de mis colaboraciones favoritas,
en un momento en el que Maluma está empezando su carrera.
Recuerdo que escuché la canción de El Borro Cassette, me gustó mucho y dije, sí, ¿por qué no?
Vamos a probar.
Y en ese momento, Afo, el director de la compañía,
me dice, oye, Maluma va a estar por España,
es un chico que está empezando, pero es súper bueno,
escribe muy bien, creo que van a pegar muy buena onda.
Y así fue.
Entonces nos reunimos y creo que no había pasado ni media hora y ya estábamos haciendo la canción.
Ya él estaba escribiendo su parte, yo escribiendo la mía. Teníamos la canción.
A partir de ahí, pues, el resto ya lo conocen.
El vídeo que hizo Jaume de Laiguana, que lo hicimos ahí en Barcelona, precisamente.
Pero con Maluma encontré mucha, mucha química intelectual como intérprete,
pero también como compositora.
Trabaja muy bien, trabaja muy rápido.
Es muy bueno.
Es muy bueno lo que hace.
Yo estaba, como dicen ahí en España, flipando.
Este tío, ¿de dónde ha salido?
Es muy bueno.
En esta relación soy yo la que manda.
Claro, pues ¿quién más va a mandar?
Mandaba, mandaba.
Y la sesión 53 con Bizarrap.
Una canción que nace en un momento de mucha intensidad emocional.
Después de dejar un poco que las emociones se asentaran, ¿no?
Como pasa con el vino al final de la copa.
Eso me pasó con esta canción.
Fue como una liberación, fue como un exorcismo y fue como también una forma de encontrarme más liviana después de que la escribí.
Yo estoy bastante orgullosa de esta canción, la verdad.
Pienso que es una canción que hizo lo suyo,
hizo lo que tenía que hacer por mí,
hizo lo que tenía que hacer por otras mujeres.
Cuando vi tantas mujeres cantándola a todo pulmón en la discoteca,
como si fuese un himno que las representaba todas y cada una de ellas,
ahí dije, OK, esta canción ha cumplido con su función social y con la mía personal.
Las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan.
Kichín, kichín.
Esa es la frase, la frase máxima y la que le da nombre a este álbum.
Porque es un grito de empoderamiento, es un grito de decir lo que haga.
Aquí nadie me tiene que decir cómo tengo que sanar.
Y si lloro, pues lloro en mis propios términos.
Bueno, esto ha sido mi 9 barras y nos vemos pronto.
Un besito.
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