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Es una nueva mañana en la bahía de Samborombón.

El venado de las pampas, o guasutĩ en guaraní, se reúne con su familia.

En épocas de celo, la manada se disuelve.

Los machos, un poco más grandes que las hembras, se vuelven más competitivos y territoriales.

Pero hoy, es un día como cualquier otro.

El pequeño venado observa a sus mayores.

Más adelante, cuando crezca, también tendrá esas imponentes astas de tres puntas.

Mientras tanto, su pelaje le permite camuflarse con el ambiente para protegerse ante cualquier peligro.

Un poco más alejados están sus vecinos.

Los rayadores, las garzas, los ñandúes y las gallaretas, con quienes comparte alimento y territorio.

El venado enfrenta muchas amenazas, como la caza furtiva y la destrucción de su hábitat.

Pero hoy, protegido por distintos programas de conservación,
puede disfrutar de un tranquilo día en la llanura pampeana.