西语助手
2019-10-28
A ver, tiktakers, ¿cuántos de vosotros os mordéis las uñas?
No escondáis las manos, eh… Parece mentira pero es una manía muy común, y muchos de nosotros no somos capaces de librarnos de ella.
Para hablarnos un poco más sobre este hábito y cómo intentar superarlo, tenemos como siempre a nuestro médico favorito, el Doctor Lazlos del canal Glóbulo Azul.
¡Hola Lazlos!
¡Hola, Tiktakers!
¿Sabéis cuál es una de las cosas más comunes y menos estudiadas del mundo?
El hábito de morderse las uñas.
Una gran parte de los niños y adolescentes se muerden las uñas, pero también hay adultos que lo hacen, aunque lo más probable es que empezaran cuando eran más jóvenes.
El por qué de que tantísimos de nosotros nos mordamos las uñas es un misterio al que la ciencia aún no ha dado una respuesta definitiva.
Algo que sí sabemos es que los niños cuyos padres tienen este hábito es bastante probable que lo hereden.
De hecho hay estudios que muestran que esto sucede incluso si los progenitores dejan de hacerlo antes de que nazca su hijo.
A menudo morderse las uñas puede ser un signo de estrés emocional o mental.
Tiende a aparecer en personas que están nerviosas, ansiosas o que se sienten deprimidas.
Es una manera de hacer frente a estos sentimientos.
También es posible que te salga hacerlo cuando estás aburrido, hambriento o te sientas inseguro.
La mayoría de las veces es automático y lo haces sin pensar.
Curiosamente, las personas que se muerden las uñas no suelen estar orgullosas de ello.
Son conscientes de que puede ser desagradable para otras personas: arruina la apariencia de sus manos, es antihigiénico y a veces duele si se lleva demasiado lejos.
La mayoría de ellos tienen que intentar dejar este hábito varias veces antes de lograrlo, si es que llegan a hacerlo.
Los psiquiatras tratan la onicofagia, el término médico para el hábito de morderse las uñas, como un problema de control de impulsos.
Lo relacionan con el trastorno obsesivo compulsivo, un desorden en el que los afectados tienen hábitos recurrentes que no les dejan descansar hasta que no se llevan a cabo.
Desde tener que lavarse las manos un número determinado de veces, o tener la necesidad de mantener los lápices de la mesa en una determinada posición.
Hasta, en este caso, no poder controlar el impulso de morderse las uñas.
Además, aunque la genética pueda estar involucrada, lo que sí parece una constante es la asociación entre la onicofagia con la inquietud y el nerviosismo, además de estar relacionada con tasas más altas de trastornos del estado de ánimo.
Es cierto que puede implicar ciertos riesgos para la salud como lesiones bucales, problemas dentales, abscesos o infecciones en boca y uñas.
Pero por lo general no es un problema importante, más allá del sufrimiento psicológico de la vergüenza, la inquietud o el sentimiento de culpa, que por sí mismas son razones suficientes como para querer dejarlo.
Existen algunos remedios diseñados específicamente para prevenir que nos mordamos las uñas, como aplicar productos de sabor amargo sobre ellas.
Por desgracia, estos recursos a menudo tienden a ser ineficaces. La gente suele preferir dejar el producto que dejar de morder las uñas.
Las intervenciones de tipo barrera que bloquean el contacto entre la boca y las uñas, como guantes, mitones, calcetines y dispositivos de retención o de placa de mordida pueden servir como impedimentos o recordatorios.
El tratamiento en casos graves también debe centrarse en reducir o eliminar los factores emocionales asociados con este hábito.
Si eres de los que aún no han dejado de comerse las uñas, sigue intentándolo!
Y recuerda que siempre puedes buscar ayuda en tu médico.
Ya sabéis, si tenéis esta costumbre y queréis libraros de ella, armaos de paciencia y haced un gran esfuerzo.
Sabréis que ha merecido la pena cuando lo hayáis conseguido.
¡Ánimo tiktakers!
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