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¿Estás intentando adoptar nuevos y más saludables hábitos?

Si quieres mejorar cada día y convertirte en una persona mejor y más amable, eso es estupendo.

Sin embargo, algunos hábitos que pueden parecer buenos en la superficie podrían en realidad estar trabajando en nuestra contra.

Así que para ayudarte con eso, aquí tienes seis hábitos comunes que en realidad son tóxicos.

Número uno.

Confundir la represión con la calma.

¿Mantienes las emociones fuertes reprimidas en tu interior?

Quizás eres de los que siempre le dices a la gente que te rodea que estás bien y que no deben preocuparse por ti,
aunque no estés en tu mejor momento.

Aunque parezca que estás tranquilo por fuera,
ocultar tus emociones negativas puede tener un impacto perjudicial.

Según la psicóloga clínica Victoria Tarratt,
se sabe que reprimir tus emociones afecta a la presión arterial,
la memoria y la autoestima.

También puede agravar la depresión y la ansiedad a largo plazo.

Así que en lugar de reprimir lo que sientes, reconoce tu emoción en un entorno seguro.

Identificar bien tu emoción ya puede ser beneficioso de por sí.

Número dos.

Ser demasiado independiente.

¿Siempre insistes en hacer las cosas por tu cuenta?

La dependencia es un rasgo común a todas las personas,
especialmente en las primeras etapas de la infancia.

Pero a medida que pasa el tiempo, se van superando muchas de las facultades básicas,
y nos vamos haciendo más independientes en el proceso.

Con todo, para prosperar plenamente como adultos,
ser demasiado dependiente o demasiado independiente puede frenar tu crecimiento.

Hay un punto óptimo para equilibrarlo todo.

Y se llama dependencia sana, en la que puedes cultivar tanto la autonomía como la intimidad con otros.

Número tres.

Necesitas tener el control de todo.

¿Necesitas rutinas y sistemas rígidos todo el tiempo?

Las personas que controlan todo compulsivamente suelen hacerlo para protegerse a sí mismas y a los demás de cometer errores o salir perjudicadas.

Y aunque tener sistemas establecidos no es malo,
ser demasiado rígido también puede ser problemático.

Según la consejera de salud mental de Nueva York,
Diane Webb, una persona con tendencias excesivamente controladoras puede desencadenar ansiedad si una sola cosa no está en su sitio.

En lugar de esto, intenta ponerte a seguro y centrarte en las cosas que sí puedes controlar.

Después de todo, no puedes controlar las cosas externas a ti,
pero sí puedes controlar cómo reaccionas ante ellas.

Número cuatro. Buscar el perfeccionismo.

¿Eres de los que trata de hacer las cosas bien… o perfectas?

El perfeccionismo puede parecer algo bueno de entrada,
después de todo quién no querría hacer las cosas bien todo el tiempo,
pero en verdad, el perfeccionismo no es tan glamoroso como parece.

Múltiples estudios han relacionado el comportamiento perfeccionista con enfermedades mentales comunes,
como la depresión, la ansiedad o los trastornos alimentarios.

Esto es especialmente cierto si reflejas un tipo de perfeccionismo inadaptado en el que te machacas por cada error.

Si reconoces algunos de estos hábitos en ti,
intenta practicar la autocompasión cuando cometas errores.

Número cinco. Saltarse el sueño, incluso para algo importante.

¿Cuántas veces has pasado la noche en vela últimamente?

Aunque te parezca que estás ahorrando tiempo,
al echar más horas para preparar un examen o una tarea,
en realidad puedes estar haciendo justo lo contrario.

Porque durante el sueño, nuestro cerebro procesa la información del día para formar recuerdos.

Interrumpir esto puede disminuir la formación de la memoria y la retención del aprendizaje.

Ello se debe a que la privación del sueño puede dificultar la consolidación de un recuerdo para ser adecuadamente recordado en el futuro.

Y seis. Complacer a los demás a tu costa. ¿Te resulta difícil decir que no a los demás?

Tal vez te encuentres a menudo con que te esfuerzas demasiado para hacer cualquier cosa por los demás.

Y, por supuesto, no hay nada malo en practicar la amabilidad genuina y el apoyo incondicional a otros.

Pero complacer siempre a la gente va más allá. Según la terapeuta Erika Myers,
la necesidad de complacer a los demás puede ser perjudicial para nosotros mismos y,
potencialmente, para nuestras relaciones cuando permitimos que los deseos de los demás tengan más importancia que nuestras necesidades.

Esto puede dar lugar a que otras personas se aprovechen de ti,
a que te sientas insatisfecho con tus relaciones y al agotamiento emocional.

Así que, en lugar de querer complacer continuamente a todo el mundo,
muestra amabilidad desde un corazón genuino y no como una forma de controlar sus reacciones.

Porque ponerse por delante de los demás no es necesariamente egoísta.

Sólo demuestra que te respetas a ti mismo, lo que puede hacer que los demás también te respeten.

Y bien, ¿piensas cambiar alguno de estos hábitos para intentar ser un poquito mejor?

Háznoslo saber en los comentarios de abajo.

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Y, como siempre, ¡gracias por vernos!