西语助手
2020-04-21
Sobre la Cordillera de los Andes nos encontramos con La Rinconada, la ciudad ubicada a mayor altura sobre el nivel del mar en todo el mundo.
Aunque podríamos resaltar la belleza de su paisaje y sus montañas con nieves eternas, lo cierto es que se trata de un lugar muy hostil para la vida humana.
Nos encontramos con violencia, contaminación, falta de servicios, explotación y frío, mucho frío.
A continuación, te invitamos a conocer este lugar y a entender por qué podríamos haber titulado este video como "el pueblo que vive jugando a la lotería".
La Rinconada está ubicada en el departamento de Puno, en el sur de Perú.
Está a unos 160 kilómetros de Juliaca y a solo 30 del límite con Bolivia.
La ciudad posee el récord de ser la más alta del mundo.
Está asentada sobre los 5100 metros sobre el nivel del mar, por lo que se la ha llamado "el techo del mundo".
Para tener un parámetro: La Paz, en Bolivia, está a 3600 metros.
Allí viven entre 50.000 y 70.000 personas.
Es difícil conocer el dato con exactitud ya que la mayoría de los asentamientos son informales y los registros escasean.
Hace un par de décadas no llegaban a los 30.000 habitantes.
Pero, como veremos, hubo algo que atrajo a mucha gente de todo el país.
Las condiciones climáticas hacen que no sea nada fácil vivir allí.
Los más de 5000 metros de altura provocan que el oxígeno disponible sea la mitad que hay en el llano.
Además, el frío se siente y mucho.
La temperatura media anual es de 1,3 grados celsius, y entre junio y agosto se llega fácilmente a los 15 grados bajo cero.
La altura genera además un gran impacto en los recién llegados.
Y quienes viven allí durante mucho tiempo pueden sufrir de problemas como cefalea, insomnio, fatiga, pérdida de apetito, dolores musculares y articulares.
¿Y qué hace tanta gente viviendo allí, en esas duras condiciones climáticas?
La Rinconada es un pueblo minero, y la ilusión de hacerse millonario con el oro es lo que provoca que tanta gente viva en condiciones que nos parecen insoportables.
Porque este pueblo carece de los servicios más básicos.
No existe una red de alcantarillado, por lo que los desechos se encuentran en el medio de la ciudad.
Tampoco hay calefacción ni recolección de residuos.
Antes de llegar al pueblo vemos un kilómetro de basura acumulada.
Con estas dos cuestiones ya podrán imaginar el olor que se respira allí.
El agua potable también brilla por su ausencia.
Los habitantes se las ingenian para recoger el agua de la lluvia o de la nieve, pero es un problema.
Es que el mercurio que se evapora durante la producción minera contamina esa agua.
Según los especialistas, este mercurio puede generar agresividad en las personas, lo que acarrea más inconvenientes sociales.
Igualmente, hay tres servicios que sí nos encontramos.
El transporte, ya que día a día llegan personas desde otras ciudades.
La electricidad: algunas casas o comercios tienen luz.
Y telefonía móvil: hay señal para comunicarse.
La vida en estas condiciones solo parece tener una justificación: las ansias de obtener oro.
Miles de mineros caminan cada día un kilómetro hasta las bocaminas.
Allí afrontarán una dura jornada de trabajo.
El oxígeno es aún más escaso, la humedad aumenta y el peligro de derrumbe y muerte es constante, ya que los recorridos se hicieron sin las planificaciones necesarias.
Para colmo, los trabajadores no tienen un salario, sino que están bajo el sistema del cachorreo.
Trabajan todo el mes para los contratistas, y luego tienen uno o dos días para ellos mismos.
En esos días deben extraer todo lo que pueden y es propio.
Si tienen mala suerte y no consiguen nada de oro, habrán trabajado un mes gratis y tendrán que vivir de prestado.
También pueden tener relativo éxito y subsistir hasta el mes siguiente y volver a alimentar la ilusión.
Porque casi todo el mundo busca tener su día de suerte y encontrar una piedra que los haga millonarios.
Se trata de todo un pueblo jugando a la lotería, buscando ese oro que les cambie para siempre la situación económica.
Se cuentan algunas historias de gente que ha tenido esa suerte.
Pero son casos muy pero muy aislados.
La gran mayoría apenas puede subsistir con lo que obtiene.
El aumento de la población de La Rinconada se produjo en las últimas dos décadas debido al aumento del precio del oro a nivel mundial.
Por eso es que pasó de un pequeño poblado a lo que es hoy.
Igualmente, el precio se desinfló en los últimos años, lo que también hizo que sea aún más difícil sacar rédito al gran esfuerzo que se realiza.
Por otro lado, por fuera de lo que se quedan los propios mineros existe otro entramado empresarial.
Es que el Estado peruano le otorgó la explotación de la mina a la Corporación Ananea, una sociedad anónima local, que a su vez alquila la explotación a unos 300 contratistas.
Son ellos quienes subcontratan a los mineros bajo el régimen del cachorreo.
Luego, el oro de la mina llega hasta Juliaca y es procesado por Metalor, una empresa suiza.
Un tercio de las exportaciones de oro de Perú tienen como destino Suiza.
En la actualidad, Perú es el mayor exportador de oro de Sudamérica y el undécimo del mundo.
Pero más allá de las empresas involucradas, lo cierto es que los mineros se proveen todo el equipamiento de trabajo, que igualmente es muy rudimentario.
Casco con luz eléctrica, botas, traje y cartuchos de dinamita.
¿Y las mujeres?
Bueno, el tema merece otro capítulo aparte, porque acá empiezan a multiplicarse las injusticias.
Por empezar, tienen prohibido entrar a las minas, ya que la creencia local indica que traen mala suerte.
Por eso es que muchas trabajan como pallaqueras.
La actividad consiste en escarbar entre aquello que ya fue desechado y tratar de encontrar algún resto de oro que haya sido pasado por alto.
Pero peor aún es la situación de muchas mujeres que son explotadas sexualmente.
Muchas de ellas, además, son menores.
En La Rinconada hay cientos de mujeres que fueron llevadas por redes de trata desde otras zonas de Perú, Bolivia y otros países cercanos.
La prostitución, el alcoholismo, la violencia y la delincuencia son moneda corriente en el pueblo.
La ausencia del Estado es casi total.
Incluso a pesar de que la economía peruana ha tenido uno de los crecimientos más pronunciados y constantes a nivel mundial en los últimos treinta años.
Y además también ha logrado una reducción constante de la desigualdad en todo el país.
Es que tal vez aspiran a que no le quede mucha vida a la actividad minera de La Rinconada.
Nadie sabe realmente si quedan algunos años para seguir extrayendo oro o si hay reservas para varias décadas.
De una forma u otra, es un poblado en el que no existe el arraigo.
Todos están de paso, buscan hacerse millonarios rápidamente y volver a sus lugares de origen.
Los únicos que tratan de distraerse sanamente son los niños que juegan al fútbol en esta cancha de césped sintético.
Claro, por las condiciones no crece el pasto allí.
¿De qué manera creés que podría mejorarse la vida de las personas de La Rinconada?
¿Qué cambios podrían realizarse?
Esperamos tu comentario más abajo.
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