西语助手
2022-06-08
Cuando uno hace todo lo que puede no está obligado más.
Yo lo que me exijo siempre es tener un buen comportamiento,
esforzarme y estar ahí hasta el final.
En el tenis, al final, el 'aquí y ahora' es todo todo el rato,
porque al final esta es la realidad.
Bueno, hay muchas veces que uno gana un partido 6-2 6-2 y dice "bueno, ha sido muy fácil el partido".
Vale, de resultado sí, pero, ¿y si no hubieras hecho el break en aquel momento clave que es el 1-1?
Pues a lo mejor mucha gente no considera que el 1-1, pelota de break, es un momento clave.
Pero si no haces el break tú no sabes cómo responde el rival.
Los partidos cambian de manera drástica depende (*dependiendo) de los momentos en los que uno es capaz de aprovecharse según qué tipo de oportunidades o no,
y por algo pues hay gente que, aparte de la superioridad técnica de algunos a otros,
por algún motivo, hay jugadores que son capaces de tener una regularidad muy grande dentro de su carrera deportiva,
y otros pues son más intermitentes, ¿no?
Al final tienen la capacidad de vivir el 'aquí y ahora' siempre,
no estar viviendo el 'aquí y el ahora' solo cuando las cosas van bien.
Y al final, los mejores jugadores normalmente viven en el 'aquí y ahora' cuando las cosas van bien,
cuando las cosas van normal, cuando las cosas están mal,
o cuando las cosas van muy mal.
Para mí el estado este de alerta y el 'aquí y ahora' es una preparación desde pequeño,
de que he tenido a mi tío al lado en todo momento que me hacía entrenar en estado de alerta permanente,
me hacía entrenar con máxima intensidad y bajo presión muchas veces,
y gracias a ello, pues quizás vivo en ese permanente estado de alerta, ¿no?; que diría que en un 90% de los casos es bueno y en el otro 10% de los casos no es tan bueno,
porque al final no todo es perfecto en esta vida, ¿no?
El estado de alerta creo que te hace ganar muchísimos partidos,
pero también tienes tanto respeto por los rivales y por todo el mundo que también te generas unas dudas,
con lo cual, de todo hay que tener una visión clara.
No es perfecto, pero creo que es la mejor.
Yo no juego solo para mí,
no te voy a engañar.
Al final a mí me gusta mucho lo que hago,
pero cuando veo a tanta gente que me anima aún así y alrededor del mundo,
pues claro que,
de alguna manera, también juego para ellos, ¿no?
Porque al final uno siente una responsabilidad.
Pero no hay ninguna duda que la,
diría, la autoexigencia que tengo sobre mí mismo normalmente es superior a la exigencia que me puede generar las personas externas, ¿no?
Y, normalmente, como siempre he tenido una autoexigencia muy alta,
no me ha generado un extra de presión ni de inquietud las expectativas que puedan tener desde desde fuera sobre sobre mí,
y aparte de ello, hay otra cosa:
cuando uno hace todo lo que puede no está obligado a más.
Yo lo que me exijo siempre es tener un buen comportamiento,
esforzarme y estar ahí hasta hasta el final.
¿Las cosas van bien?
Fantástico.
¿Las cosas van mal?
Pues te quedas triste por un tiempo,
pero uno sabe que ha hecho todo lo que ha podido,
y si el otro ha sido mejor, pues le felicitas y a lo siguiente.
A trabajar para intentar la próxima vez ser mejor.
Tanto en los momentos buenos como en los momentos malos,
las personas que tienes al lado te ayudan,
definitivamente, a tomar según qué tipo de decisiones o también a vivir las cosas de una manera o de otra, ¿no?
Por lo cual, para mí es muy importante tener gente de confianza al lado, lo primero.
Gente que tú estés convencido que estas personas quieran lo mejor para ti.
Y otra cosa muy importante para mí es dejarse ayudar,
que a veces en nuestro deporte es difícil, porque el que se tiene que dejar ayudar es el que paga.
En deportes de equipo uno tiene un entrenador y es el club el que contrata al entrenador,
y el jugador también está pagado por el club y el entrenador es el jefe.
En nuestro deporte soy yo el que pago al entrenador, el que pago al preparador físico,
el que pago al fisioterapeuta...
Con lo cual, al final tú, de alguna manera, tú eres el jefe,
y si tú no haces sentir a todas estas personas que tienes a tu alrededor que tienen la libertad de poder de decir las cosas con total libertad,
sean cuales sean: malas, buenas, regulares, horribles...
sin que corra en riesgo su puesto de trabajo,
entonces no te estás dejando ayudar.
Si tú no tienes la humildad como para querer escuchar las cosas que no te gustan tanto,
pues, entonces, es difícil que sigas por el buen camino.
Y yo creo que, por eso mismo, pues creo que todos los que trabajan conmigo,
sin excepción, no han sentido nunca ese peligro.
Y, por ello, tengo prácticamente el mismo equipo desde que empecé.
Creo que todos se sienten confiados en decirme las cosas que crean que me tienen que decir en cada momento.
Para mí el esfuerzo siempre vale la pena.
Este es el mensaje que dejaría.
Más allá del resultado final, aunque el resultado final sea negativo,
el esfuerzo siempre vale la pena.
Porque en el camino siempre habrás aprendido cosas y, sobre todo,
cuando hayas terminado, vas a tener,
para mí, lo más importante, que es la satisfacción personal de haber hecho todo lo que ha estado en tus manos para que las cosas salieran de la mejor manera posible.
Con lo cual, cuando eso es una realidad y consigues eso el resultado final deja de ser tan, tan importante.
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