西语助手
2019-12-12
Cada 17 de julio se celebra el día mundial del emoji.
Estos iconos que encontramos en todas las apps de mensajería y redes sociales han cambiado nuestra manera de comunicarnos.
Los emojis, tal y como los conocemos, nacieron en Japón.
A finales de los 90, creo que en el 99 más o menos, una compañía telefónica, Docomo, quería lanzar un nuevo modelo de móvil que permitiese enviar emails entre usuarios.
Su intención era la de poder añadir un toque de color o algo más personal a los mensajes que se enviaban a través de ese sistema de email.
El éxito fue increíble, brutal.
En marzo de 2019 el estándar que regula su uso recogía más de tres mil, pero… ¿cómo llega un emoji a ser un emoji?
Cada cierto tiempo el catálogo se amplía más y quien se encarga de que, por ejemplo, la paella haya acabado en nuestro teclado de WhatsApp es UNICODE. Unicode es una organización sin ánimo de lucro que se encarga de estandarizar los caracteres a nivel internacional.
No me refiero solo a los emojis, que de hecho son una adquisición bastante reciente, sino por ejemplo los caracteres alfabéticos.
De manera que se puedan ver de la misma manera entre diferentes sistemas operativos.
Las grandes empresas tecnológicas forman parte de Unicode para garantizar un uso correcto del estándar.
Cualquiera puede proponer un nuevo emoji siempre y cuando cumpla unos requisitos y debe pasar por un largo proceso de selección.
Hay un comité internacional que valora las diferentes propuestas, se realizan propuestas de diseño, y después algunas propuestas son votadas y se integran en el estándar Unicode.
Pero ojo: Unicode también tiene razones para retirar propuestas: si es poco específico o si ya está representado.
Tampoco se admiten marcas, logos, personas o edificios específicos.
También establece algunos límites, en especial, con especies de animales y plantas.
A pesar de ello en las últimas versiones se han tenido en cuenta. . . . . .
varios tipos de discapacidad, por ejemplo.
Se introdujeron diferentes colores de piel.
Cada cultura quiere introducir sus propias imágenes quiere sentirse representado por medio de los emojis.
Parece sencillo pero como hay muchísimas propuestas es un procedimiento bastante lento.
Las nuevas incorporaciones levantan más o menos revuelo en redes sociales y algunas son más populares que otras.
Pero la incorporación de la paella en 2015 supuso la primera propuesta colectiva que Unicode registró.
Partió de una campaña publicitaria de una marca valenciana de arroz que fue trendng topic durante varias semanas.
El caso del Paella Emoji es el único caso del mundo que ha surgido por petición popular.
Había que hacer una inscripción, muy farragosa.
Y cuando nos hicieron pre candidatos ya nos dijeron que teníamos que demostrar que la paella tenía un impacto cultural como el que estamos argumentando porque decíamos que era la cuarta receta más buscada en Google.
En un principio Apple lanzó una paella con guisantes y gambas pero finalmente cambió cambió de idea… Ese también ha sido uno de los grandes hitos.
Solo ha habido dos casos de diseño en Apple: una fue la pistola a pistola de agua y el otro fue el melocotón porque se asemejaba demasiado a un culo.
Pocas veces el diseño original termina siendo el emoji definitivo.
Cada tecnológica hace su propio diseño.
A finales de 2018 la RAE incluyó en su libro de estilo el uso de los emojis y cada vez más los encontramos por todos lados: se calcula que la mitad de los mensajes que enviamos son o contienen emojis.
Estuvimos hablando con Shigetaka Kurita, que es el padre de los emojis, y nos dijo que sustituirían nunca al alfabeto escrito, sino que complementan.
Añaden un poco más de textura y cualifica una conversación pero nunca sustituirán a unos textos escritos.
Hay muchos debates entre los lingüistas, no se puede expresar todo por emojis.
No se puede expresar, por ejemplo, el pasado.
Solo puedes describir el presente.
No sabemos ni hasta cuándo ni hasta cuánto Unicode podrá ampliar la lista.
Cada año se incluyen entre 100 y 200 nuevos emojis y en 5 años podríamos contar con hasta 700 nuevas incorporaciones.
El tamaño del catálogo ha llegado a tal punto que los teclados han incluido un buscador para que los usuarios no nos perdamos entre los más de tres mil iconos.
Al final, buscamos con palabras algo que nació para complementarlas y, a veces, sustituirlas.
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