Lycoris1026
2017-01-27
Vivir en el mundo sin percatarse del significado del mismo es como deambular por una gran biblioteca sin tocar sus libros. --- Las enseñanzas secretas de todas las épocas
Los hechos
En 1991, el director de la CIA ocultó un documento en su caja fuerte.
Hoy en día el documento todavía permanece allí dentro. En su críptico texto hay referencias a un antiguo portal y a una desconocida ubicación subterránea.
El documento también contiene la frase «Está enterrado ahí fuera, en algún lugar».
Todas las organizaciones que se mencionan en esta novela existen, incluidos los francmasones, el Colegio Invisible, la Oficina de Seguridad, el SMSC y el Instituto de Ciencias Noéticas.
Todos los rituales, la ciencia, el material gráfico y los monumentos que aparecen son también reales.
Prólogo
Casa del Templo
20.33 horas
«El secreto es cómo morir. »
Desde el principio de los tiempos, el secreto había sido siempre cómo morir.
El iniciado de treinta y cuatro años bajó la mirada hacia el cráneo humano que sostenía en las palmas de sus manos.
Era un cráneo hueco, como un cuenco, lleno de un vino rojo sangre.
«Bébetelo -se dijo-. No tienes nada que temer. »
Tal y como era tradición, había comenzado ese viaje ataviado con la vestimenta ritual de los herejes medievales que conducían al cadalso: la camisa abierta para dejar el pálido pecho al desnudo, la pernera izquierda del pantalón enrollada hasta la rodilla y la manga derecha remangada hasta el codo.
Además, una gruesa soga alrededor del cuello: el «cable de remolque», lo llamaban los hermanos.
Esa noche, sin embargo, al igual que los demás hermanos presentes, iba vestido de maestro.
Los hermanos que lo rodeaban iban todos ataviados con el atuendo completo: delantal de piel de cordero, banda y guantes blancos.
Alrededor de sus cuellos colgaban joyas ceremoniales que brillaban cual ojos fantasmales en la tenue luz.
La mayoría de esos hombres ocupaban posiciones de gran poder en la vida real, y sin embargo el iniciado sabía que sus rangos mundanos nada significaban dentro de esas paredes.
Allí todos los hombres eran iguales, hermanos jurados que compartían un lazo místico.
Mientras contemplaba la intimidante asamblea, el iniciado se preguntó quién en el mundo exterior se podría imaginar a ese grupo de hombres congregado en un mismo lugar. . . O que lo hicieran en ese lugar.
La sala se asemejaba a un santuario sagrado de la antigüedad.
La verdad, sin embargo, era mucho más extraña.
«Estoy tan sólo a unas manzanas de la Casa Blanca. »
Ese colosal edificio, situado en el número 1733 de Sixteenth Street de Washington, era una réplica de un templo precristiano: el templo del rey Mausolo; el mausoleo original. . . , un lugar en el que descansar al morir.
En la entrada principal, dos esfinges de diecisiete toneladas vigilaban las puertas de bronce.
El interior era un ornamentado laberinto de cámaras rituales, pasillos, criptas selladas, bibliotecas e incluso un muro hueco en el que se ocultaban los restos de dos seres humanos.
Al iniciado le habían contado que todas y cada una de las salas de ese edificio escondían un secreto, aunque él sabía que ninguna sala contenía secretos más profundos que la gigantesca cámara en la que ahora estaba arrodillado con un cráneo humano en las palmas de las manos.
«La Sala del Templo. »
Esa sala era un cuadrado perfecto. Y cavernoso.
El techo se encontraba a unos espectaculares treinta metros de altura y lo sostenían una serie de monolíticas columnas de granito verde.
Rodeaba la sala una gradería de asientos de oscuro nogal ruso con piel de cerdo curtida a mano.
Un sitial de diez metros de altura dominaba el muro occidental y, en el otro extremo, oculto a la vista, había un órgano de tubos.
Los muros eran como un caleidoscopio de símbolos antiguos: egipcios, hebraicos, astronómicos, químicos, y otros todavía desconocidos.
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