西语助手
2017-07-06
Quizás hayas escuchado que nos estamos quedando sin agua dulce.
Esto puede sonar extraño porque si vives en un lugar donde siempre te llegue el agua por una tubería.
Seguro que esto no te parece gran cosa.
Simplemente está ahí, ¿no?
Lo único obvio sobre el agua dulce es cuánto la necesitamos.
El agua está esencial para la vida.
Debemos pensar seriamente en cómo consumirla
Alrededor del mundo algunas personas,
en particular mujeres y niñas, caminan horas y kilómetros diariamente para obtener agua dulce
Cada 15 segundos un niño muere por la enfermedades transmitidas por el agua
Esto es trágico.
Las razones más apremiantes para pensar sobre el agua dulce, por lo tanto, tienen que ver con lo que podríamos llamar el bien común global.
No es algo en que prensamos normalmente,
pero significa reconocer la importancia del agua dulce para que prospere la vida humana y no humana en la Tierra ahora y en el futuro.
Con esto en mente, nos preguntamos
¿Existe una conexión entre nuestro consumo local y el agua dulce mundial?
Muchas personas asumen que la escasez del agua dulce es debida al despilfarro individual: por lo tanto, puede solucionarse mejorando nuestros hábitos personales
Sin embargo, globalmente, el uso doméstico del agua dulce representa sólo el 8 % del consumo
Compara eso con el 70 % que va a la agricultura y el 22 % que se destina a usos industriales.
Los hábitos individuales siguen siendo importantes.
Debemos seguir ahorrando agua en la vida diaria, cerrar la llave al cepillarnos los dientes.
Pero aún así, es cierto que ducharnos menos tiempo no resuelve los problemas globales
Sería mucho más fácil poder salvar el mundo tomando duchas 30 segundos más cortas.
Los grandes consumos del agua están en procesos industriales y en la agricultura.
Debemos revisar seriamente los patrones del uso del agua en estos sectores
¿Cómo valoran nuestras sociedades el agua? ¿Es un bien económico? ¿Un derecho humano? ¿Un bien público?
Estas son todas las preguntas que se derivan de cómo pensamos sobre valor del agua dulce.
Ganadores del Premio Nobel, activistas global de justicia del agua,
instituciones transnacionales como la ONU, e incluso la iglesia católica están trabajando en el tema.
Pero, es difícil, también, porque el negocio del agua llegó a ser muy rentable en el siglo XX. Y la ganancia no es lo mismo que el bien común.
Necesitamos llegar a valorar el agua como un bien público,
algo que es vital para la vida humana y no humana, ahora y en el futuro.
Esa es una tarea colectiva y moral que va mucho más allá de la ducha.
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