西语助手
2022-08-15
Hace muchos, muchos años,
en un Reino muy lejano vivía una bella princesa.
Tenía el pelo rojo y muy largo
y le gustaban tanto las rosas que todo el mundo la llamaba la Princesa Rosa.
Cada día, al anochecer, la Princesa Rosa salía a su balcón y daba una palmada.
Un pájaro dorado aparecía de la nada y se posaba sobre su hombro.
En ese instante su pelo empezaba a brillar y el pájaro cantaba una hermosa melodía.
La Princesa Rosa cantaba junto al pájaro dorado
y todo el Reino caía en un profundo sueño hasta el amanecer.
Y así pasaron los años.
Cada tarde la Princesa Rosa cantaba su canción de cuna con la que todo el Reino dormía plácidamente y tenía dulces sueños.
Hasta que un día sucedió algo terrible.
Una bruja muy envidiosa se enteró de la fama de la Princesa Rosa
y le lanzó una maldición.
¡Abracadabra sim-sala-rá! El color de la rosa te abandonará.
Dijo la bruja,
y el pelo de la Princesa Rosa perdió su color rojo y se convirtió en negro al instante.
Esa tarde la Princesa Rosa salió, como cada día, a su balcón y dio una palmada.
El pájaro dorado se posó sobre su hombro y el pelo de la Princesa brilló,
aunque esta vez de color negro.
Ambos cantaron la canción de cuna que dormía a todos los habitantes del Reino,
pero esa noche fue una noche terrible de pesadillas y malos sueños.
Triste, la Princesa Rosa le preguntó al pájaro qué podía hacer para romper el hechizo,
y el pájaro contestó:
¡Pelo negro, agua de rosa!
La Princesa Rosa se quedó confundida,
no obstante obedeció a su consejero y llenó un cubo de agua y pétalos de rosa.
Cuando sumergió su cabello, éste recuperó su color rojo intenso.
Esa noche, cuando la princesa y el Pájaro Dorado cantaron su canción de cuna,
de nuevo los habitantes del Reino tuvieron dulces sueños hasta el amanecer.
Pero cuando la bruja se enteró de que habían roto su hechizo,
se enfadó muchísimo y repitió su maldición.
¡Abracadabra, sim-sala-rá! El color de la rosa te abandonará.
Y esta vez hizo desaparecer todas las rosas del Reino.
¡A ver cómo rompes ahora mi hechizo! - dijo rabiosa la bruja.
De nuevo, la Princesa consultó al Pájaro Dorado.
Dime pájaro Dorado, ¿cómo puedo hacer que los sueños del Reino vuelvan a ser dulces?
¡Pelo negro, agua de rosa!
¿Pero dónde puedo encontrar una rosa?
¡Pelo negro, agua de rosa!
Pió el pájaro, y salió volando.
La Princesa no sabía qué hacer, y tan angustiada estaba que rompió a llorar.
Una de sus lágrimas cayó al jardín, y en ese momento,
un joven príncipe que se había parado debajo del balcón de la princesa,
abrió una cajita de la que sacó un pelo de color rojo.
Colocó el pelo en la lágrima de la Princesa
y una preciosa rosa roja floreció al instante.
El príncipe cogió la rosa y se la llevó a la princesa,
que tras secar sus lágrimas volvió a sumergir su cabello en agua y pétalos de rosa,
recuperando el color rojo intenso de su pelo.
Todo el Reino se quedó asombrado,
y el Rey le preguntó al Príncipe:
Joven, ¿de dónde has sacado ese pelo rojo?
Cuando la princesa y yo éramos niños cogí uno de sus cabellos como símbolo de mi lealtad hacia ella,
y ella hizo lo mismo conmigo.
Es cierto Padre.
Todo el mundo estaba muy contento por las noticias,
a excepción de la bruja, que se puso tan tan rabiosa
que acabó explotando en diez mil pedazos.
Las rosas volvieron a crecer en todo el Reino,
y de nuevo la princesa volvió a salir todas las tardes a su balcón,
para cantar su dulce canción de cuna.
Para que todos tuvieran dulces sueños hasta el amanecer.
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