西语助手
2025-03-19
Millones de personas en el mundo entienden y usan "Hola" o un término muy similar como saludo.
¿No te da curiosidad esta palabra?
Quiero decir, ¿qué ha hecho para triunfar de esa manera?
Del "Salve, Regina Santa" al "Holi", hoy hablamos de cómo han cambiado los saludos.
Quédate.
¿Has buscado alguna vez la palabra "hola" en el diccionario?
A ver, ya sé que uno no tiende a consultar las palabras que utiliza habitualmente y cuyo significado conoce.
Pero si lo hicieras, verías que "hola" es de esas palabras con las que,
para empezar, los diccionarios nos hacen una pequeña trampa.
Si yo consulto el término "silla", voz que también todos conocemos,
el diccionario me dice que es un sustantivo femenino que significa asiento con respaldo,
por lo general de cuatro patas y en el que solo cabe una persona.
Todo bien.
Sin embargo, si busco "hola", el diccionario me dice interjección usada como saludo familiar.
¿Ves qué pájaro que es el diccionario?
De "silla" me ha dado una definición, un significado.
Asiento con respaldo que bla bla bla.
De "hola", sin embargo, me ha dicho cómo se usa,
empleada como saludo familiar.
Esto sucede porque "hola" y los saludos en general son interjecciones,
enunciados que sirven para verbalizar sentimientos o,
como en este caso, con los que se realizan actos de habla.
Y me dirás, ¿qué es un acto de habla?
Pues, por explicarlo llanamente, es hacer algo con palabras.
Las disculpas, por ejemplo, son un acto de habla.
Si yo te digo "perdóname", mi disculpa es justamente decirte esas palabras.
Me estoy disculpando al decirlas, al verbalizar ese "perdóname".
Otros actos de habla son, por ejemplo,
el famoso "sí, quiero" de las bodas, porque con esas palabras aceptamos públicamente el matrimonio y los juramentos.
Juro por mi conciencia y honor guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado.
Y también los saludos, porque igual que en los casos anteriores,
es al decir "hola" al saludarnos cuando estamos realizando el acto de habla de saludar.
No te sé, no te sé, que esto no pasa con la mayoría de las palabras y enunciados.
Quiero decir, yo no endulzo el "café" por pronunciar las palabras poner azúcar en el café.
Tengo que ir y efectivamente coger el azúcar y echársela al café.
Tampoco me toca la lotería por decir que esta tarde seguro,
pero seguro, que me va a tocar la lotería.
No funciona así.
Por eso, solo algunas pocas palabras son actos de habla.
Los saludos, como decía Ortega y Gasset en su meditación del saludo,
no tienen etimología porque sean palabras,
sino porque son usos.
Entonces, palabras como "hola" o "adiós" no tienen un significado como tal,
sino que son interjecciones con las que realizamos el mismo acto de habla que indican.
Genial, pero ¿cómo llega una palabra o expresión a ser un acto de habla?
En este caso, los saludos.
Es un proceso progresivo de, agárrate fuerte que se viene palabra filológico, pragmaticalización.
En el que un enunciado se va separando progresivamente de su significado recto,
originario, composicional, el que tendría o cabría esperar por la suma de sus partes,
va rebajando, por así decirlo, su carga puramente semántica y se va llenando de carga pragmática.
A base de decir la palabra siempre en idéntica situación,
se asocia a ese contexto y queda fijada con el uso que de ella se hace en él.
Pero el hecho de que queden vinculados a una situación no impide que los saludos sean fórmulas cambiantes.
Si hoy estuviéramos en 1200 y pico y concediendo que en esa época existiera YouTube,
yo habría empezado este vídeo con un "Salve, Regina Santa", que así saludaba a Gonzalo de Berceo en los milagros de Nuestra Señora en 1246.
Un siglo después, ya en el 14, yo me habría despedido de ti con "vuestro humilde y natural siervo".
Y si estuviéramos en torno al 1500, yo te saludaría con un "Buena sea tu venida".
Que, ojo, aún en 2025 tu llegada es buena, eso te lo garantizo yo.
Aún por la época de Góngora, en torno al 1600, al saludarte "Besaría tus manos".
Pero ya en el siglo de oro, teniendo ahí el oído atento, podríamos haber escuchado un "hola".
Eso sí, el "hola" de aquella época no era un saludo como lo es hoy,
y por aquel entonces como despedida se usaba "vale".
Entonces, mi recomendación es que tengas a mano todos estos datos,
porque la física cualquier día nos pone ahí en la puerta de casa un DeLorean tipo regreso al futuro.
Y a ver si te me vas a ir a dar una vuelta por el pasado,
alguien te saluda con un vuestro humilde y natural siervo recomendando tu alteza y señoría,
y vas tú y le respondes con un "holi",
que esos anacronismos no proceden.
Cárgate el diccionario histórico en el Google Translate, que menos.
Ese primer "hola" que empezamos a utilizar en nuestra lengua se usaba como un apelativo que se empleaba con las personas que el emisor consideraba que eran inferiores de una clase social más baja, típicamente a los criados,
al mozo o a la chica que estaban por ahí con la faena.
No era un saludo como tal, sino una forma de apelarles, de dirigirse a ellos.
Algo como ese "Oye, tú" que usamos hoy en día.
"Hola" se utilizaba también para indicar sorpresa o extrañeza,
algo como nuestro "mira, mira".
De hecho, el corde, el corpus diacrónico del español,
recoge muchos ejemplos en los que "hola" se utiliza por duplicado.
¡Hola, hola! ¿Qué es eso?
O también, ¡Hola, hola! ¡Qué derrenievo!
O sea, ¡mira, mira! ¡Qué blasfemia!
Si buscaras "hola" en el diccionario, que mira que te lo llevo diciendo desde el principio del vídeo,
verías que esas son acepciones que incluso hoy en día mantiene.
Usado para denotar extrañeza y usado para llamar a los inferiores,
son su segunda y tercera acepción.
Esto nos llevaría, siguiendo con esta palabra,
yendo de su mano, desde el siglo XIV,
en el que ya está documentada, hasta el siglo XIX.
Y bien entrado el XIX, ya tendría el uso actual como saludo.
Salutación, dice la RAE.
¿Vale?
¿Sí?
Bueno, ya veremos si vale, porque si hemos dicho que "vale" era como nuestro "adiós", pues a saber.
Nuestro "vale" es exactamente la segunda persona del singular del imperativo de "valere",
verbo que en latín significaba cuidarse.
Literalmente, este "vale" quiere decir "cuídate, consérvate sano".
"Vale" se utilizaba como despedida desde el latín.
Tenía un sentido muy similar al "cuídate" que usamos hoy en día. Nos vemos, cuídate.
El castellano antiguo heredó ese uso y lo mantuvo hasta el siglo XVII.
Por eso hoy seguimos teniendo expresiones como el "vale postrero",
que es el "adiós" que se le da a una persona cuando fallece,
la última despedida.
Poco a poco, este "vale" se cambió por nuestro "adiós",
que, lógicamente, procede de la expresión "a Diós" y que es un acortamiento de otras fórmulas más antiguas y más largas como "a Diós te encomiendo" o "a Diós seas".
Es similar a nuestros buenos días, buenas tardes o buenas noches,
que hoy acortan fórmulas como buenos días,
tardes o noches os de Dios, y similares.
Pues esta humilde y natural sierva que besa los pies de vuestra merced se despide reconociendo vuestra alteza y señoría.
Ah, no, que ya decía Antonio de Guevara,
uno de nuestros autores más populares del Renacimiento,
que decir uno que besará las manos de otro es mucha torpedad,
y decir que le besará los pies es gran suciedad.
沙发还没有被抢走,赶紧过来坐会吧