西语助手
2025-11-18
Patagonia argentina, casi la tercera parte de la superficie continental del país,
un territorio en donde el horizonte se pierde entre montañas y ríos.
2000 kilómetros al sur de la ciudad de Buenos Aires,
un río erosiona durante miles de años la meseta que lo rodea.
Hoy, esa serpiente zigzagueante en la que el agua de mar se confunde con la de río, incluso 40 kilómetros hacia adentro del continente es la Ría Deseado,
donde se encuentra el puerto del que sale el 90 por ciento de las exportaciones de la región.
Hace 500 años, una roca volcánica que se eleva más de 30 metros sobre el nivel del mar,
hoy conocida como la piedra Toba, orientaba a los navegantes para salir y entrar en este laberinto.
La toba es un tipo de roca porosa y liviana que se forma tras violentas erupciones volcánicas.
Muchos años después, en 1903, la relevaría un faro instalado en la isla Pingüino,
parte de un área protegida que abarca 1600 kilómetros cuadrados de la ecorregión del Mar Argentino,
en la provincia de Santa Cruz.
Aquí conviven pingüinos de Magallanes, lobos y elefantes marinos del sur.
Y desde fines de octubre hasta abril de cada año se hace presente también el pingüino de penacho amarillo conocido como "el saltador de piedras",
por su particular forma de desplazarse brincando entre las rocas.
La mayoría de las más de mil parejas de pingüinos de penacho amarillo que anidan en esta isla lo hacen en un cañadón rocoso ubicado en la parte sur.
La isla es parte del Parque Interjurisdiccional Marino Isla Pingüino,
en cuyas costas es común ver una gran cantidad de algas gigantes.
Este tipo de vegetación submarina es considerado uno de los organismos vivos más grandes del planeta,
ya que pueden medir hasta 90 metros.
Mientras las algas se reproducen en el mar desde hace siglos,
en tierra un bosque de 15.000 hectáreas no sobrevivió a las inclemencias del tiempo.
Hace 150 millones de años, vientos fuertes y una intensa actividad volcánica derribaron los árboles de lo que hoy se conoce como el bosque petrificado de Jaramillo,
a 256 kilómetros de Puerto Deseado.
La lluvia de silicio reemplazó el tejido vegetal y convirtió la madera en piedra.
Al momento de petrificarse, algunos de estos árboles tenían 1000 años de edad.
El desierto es parte del paisaje de la extensa estepa patagónica,
una inmensa ecorregión que abarca cinco provincias argentinas.
Al otro lado de la estepa, al pie de la Cordillera de los Andes,
el desierto se convierte en hielo.
El Parque Nacional los Glaciares es una superficie equivalente a dos veces el área metropolitana de Buenos Aires.
Se trata del Sistema Nacional de Áreas protegidas Argentinas más extenso del país y de la tercera reserva de agua dulce más importante del planeta.
Si no se detiene el calentamiento global,
para el año 2100 el 60 por ciento de los 2600 kilómetros cuadrados de hielo del parque podrían desaparecer.
El más famoso de los glaciares de la región, el Perito Moreno,
parece inmune al cambio climático y se mantiene en equilibrio.
Lo que caracteriza al Perito Moreno es que avanza continuamente.
El largo frente de 5 kilómetros se acerca a la península a razón de 700 metros por año,
hasta que la presión del agua colapsa la estructura y se producen rompimientos espectaculares.
No corre la misma suerte el Upsala,
que si bien es el segundo más extenso de la región en 25 años perdió 56 kilómetros cuadrados de hielo.
Desde el Lago Viedma nace también el Río la leona,
que recorre una distancia de 50 kilómetros hasta desembocar en el Lago Argentino.
Una angosta franja de tierra separa el lago de la Laguna Nimez,
parte de una reserva natural de 35 hectáreas ubicadas a metros de la ciudad de El Calafate.
La reserva es un sitio de protección de juncales,
pastizales húmedos, pequeñas zonas de costa del lago Argentino y arbustales que se extienden entre dos lagunas y en donde viven unas 100 especies de aves.
Entre ellas se destaca el flamingo austral, también conocido como flamingo chileno.
A diferencia del flamingo común,
este es más rosado y un poco más pequeño,
pero a su vez es más pálido que el flamingo caribeño.
El agua y las montañas dominan la geografía de la Patagonia.
En el mismo departamento de Lago Argentino,
en el límite norte del Parque Nacional Los Glaciares,
otro lago se rodea de montañas y bosques,
el Lago del Desierto.
A pesar de su nombre, nada aquí remite a un territorio árido y seco,
sino más bien todo lo contrario.
El paisaje está marcado por el verde de los bosques centenarios de lengas y ñires y el sonido de los arroyos y las cascadas que lo alimentan.
En el extremo sur de la Argentina,
la ciudad de Ushuaia, capital de Tierra del Fuego,
una isla separada del continente por el estrecho de Magallanes.
Aquí se viven el día y la noche más largos del año de la Argentina.
El crecimiento de la ciudad,
que hoy tiene más de 80.000 habitantes,
se gestó en torno a un presidio inaugurado en 1920,
conocido como la cárcel del fin del mundo.
El objetivo era repoblar estas tierras que Argentina disputaba con Chile y en las que antes vivían pueblos originarios.
Fueron los mismos presos quienes construyeron el penal y comenzaron a poblar la zona.
Durante la construcción, un tren a leña conducía a los presos desde el presidio hasta lo que hoy se conoce como el Parque Nacional Tierra del Fuego para recolectar piedras y madera.
Aún es posible ver algunas huellas del trabajo de los presos,
como restos de troncos que no superan los 50 centímetros.
El trazado del actual tren,
que hoy funciona como atractivo turístico,
revive los últimos siete kilómetros del trayecto originario,
desde la cárcel hasta el Monte Susana.
En su camino bordea el río Pipo y lo cruza sobre el puente Quemado,
además pasa por la cascada La Macarena,
el cementerio de árboles y el bosque de lengas.
De sur a norte, para cruzar la cordillera de los Andes desde Ushuaia es inevitable atravesar el Paso Garibaldi.
Desde el que se puede contemplar el Lago Escondido y,
más allá, las interminables aguas del Lago Fagnano,
compartido por Argentina y Chile.
Por el centro y a lo largo de lago,
se encuentra la falla de Magallanes,
el sitio en el que se unen las placas de Sudamérica y de Escocia,
sobre la que se apoya Tierra del Fuego y la Antártida.
En el otro extremo del canal del Beagle,
20 kilómetros al sur de la ciudad de Ushuaia,
se encuentra la Bahía Lapataia, un territorio enmarcado por la Cordillera de los Andes.
Hace miles de años, un enorme glaciar descendió desde las montañas y se unió al que se encontraba en el canal del Beagle.
Tiempo después, estos glaciares retrocedieron,
el mar invadió el territorio liberado y se formó lo que hoy conocemos como Bahía Lapataia.
Tierra del Fuego es una región indispensable para la protección del medio ambiente.
Sus humedales de origen glaciar conocidos como Turberas,
acumulan materia orgánica muerta que absorbe el gas.
Se trata de antiguas lagunas formadas por el retroceso de los glaciares,
por lo general ubicadas en los extremos de los valles de los Andes Fueguinos.
La península Mitre, en el extremo suroriental de la isla grande de Tierra del Fuego,
almacena el equivalente a más de tres años de emisiones de dióxido de carbono de todo el país.
Frente a las costas de Ushuaia y sobre el canal del Beagle,
casi en el límite entre Argentina y Chile,
un faro sigue guiando a los navegantes como lo hacía hace exactamente un siglo,
aunque algo modernizado.
Sobre sus rocas viven colonias de cormoranes imperiales y roqueros,
además de una importante comunidad de lobos marinos de uno y dos pelos que suelen llegar en el mes de Marzo y permanecen aquí hasta Agosto.
Desde las heladas aguas del Atlántico sur,
parten algunas de las cientos de ballenas franca austral que llegan desde junio a diciembre de cada año a aparearse,
dar a luz y amamantar a sus crías en Península Valdés,
una reserva natural de la provincia de Chubut situada a mitad de camino entre el Paso Garibaldi y la ciudad de Buenos Aires.
¿Cómo distinguir a una ballena franca austral de otras?
De cerca, porque no posee aleta dorsal.
De lejos, por su característico chorro en "V", que puede alcanzar hasta 4 metros de altura.
Las ballenas no son las únicas que vienen a tener a sus crías a la península.
También lo hacen más de 20.000 elefantes marinos.
Uno de los sitios de mayor concentración se encuentra en Caleta Valdés,
una angosta franja de tierra de 30 kilómetros de largo conectada al mar por una pequeña boca.
Las condiciones ambientales de esta larga franja de canto rodado,
tierra y arena protegida del mar y de los vientos la convierten en el sitio ideal para la reproducción de los elefantes marinos.
El de Península Valdés es el apostadero continental de esta especie más grande del mundo y la única colonia que continúa en crecimiento.
Buena parte del territorio de la caleta,
cuyo ancho varía de los 100 a los 2000 metros,
carece de vegetación.
Sin embargo, es posible ver vastas praderas de quilembai,
un arbusto que alcanza hasta un metro de altura y que ayuda a conservar la humedad.
Los arbustos y pastizales son los alimentos preferidos del guanaco,
una de las especies típicas de la estepa patagónica y el mamífero más alto de la fauna sudamericana.
En la Patagonia Argentina se baten récords.
En Punta Tombo, a 180 kilómetros de Puerto Madryn,
se encuentra la colonia continental de pingüinos magallánicos más numerosa del planeta.
Unos 800 mil ejemplares se instalan aquí entre septiembre y abril para tener a sus crías.
Primero llegan los machos, que ocupan territorio para acondicionar los nidos.
Y un mes después lo hacen las hembras.
Tras el nacimiento de sus crías, estas aves marinas vuelven al mar,
en donde permanecen los otros seis meses del año.
Los pingüinos no son las únicas aves de esta región del sur argentino.
Hay otras, que no son marinas, que se concentran en las lagunas del Ornitólogo,
un pequeño oasis en el desierto patagónico.
La enorme acumulación de nutrientes de este conjunto de tres lagunas atrae a decenas de miles de aves de diferentes especies.
Entre ellas se pueden identificar diez variedades de patos,
tres especies de gallaretas, flamingos australes,
que habitan lagunas salobres y de agua dulce,
en donde pueden conseguir el alimento que necesitan,
fundamentalmente pequeños invertebrados y algas microscópicas.
La diversidad de la fauna patagónica no solo se aprecia en estos paisajes solitarios.
Desde la Playa Unión, el principal balneario de la ciudad de Rawson,
capital de la provincia de Chubut,
pueden verse decenas de ejemplares de un animal marino endémico del sur argentino:
la tonina overa.
Se trata de un pequeño cetáceo de apenas un metro y medio de largo que llama la atención por sus grandes dotes de nadador.
La tonina nada muy cerca de la costa, en aguas que no superan los 100 metros de profundidad.
Se trata de un animal muy sociable que no parece temerle al ser humano.
Su extenso periplo desde las montañas hasta las aguas del océano Atlántico es una muestra de los vastos contrastes que caracterizan la Patagonia argentina.
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