西语助手
2025-11-04
Soy Juantxu Bohigues el encargado del Café Central, uno de los cuatro que hay.
Y trabajo por las noches y estamos en el Café Central.
El Café Central es uno de los cafés más emblemáticos de la música de jazz.
Es el café más antiguo que se dedica al jazz y forma parte de nuestra historia.
Forma parte de nuestra memoria, la de cualquier madrileño.
El 12 de agosto de 1982, un grupo de apasionados,
de locos, de gente que no sabía dónde se metía,
pero, pero que lo invirtieron todo,
que eran Nanye Blázquez, era Manolo González,
Gerardo Pérez y Juan Palette.
Encontraron este local y empezaron a formar este club de jazz.
Creo que las mesas las trajeron de Barcelona.
Esto antes era una tienda de espejos,
entonces lo que querían era mantener un poco este espacio diferente.
Es un café pequeñito.
Caben 70-90 personas, y entonces, a veces, en una misma mesa tienen que compartir dos parejas.
Pero, pero eso lo hace atractivo.
Es una forma de conocer gente, también.
Es una forma de abrirse.
Y todos tienen esa misma sensibilidad, ¿no?
Al principio solamente venía gente nacional.
Solamente había grupos de gente nacional,
pero a partir del segundo o tercer año ya empezaron a crecer y empezaron a traer a gente internacional.
Es muy bonito también ver cómo ha ido evolucionando la clientela del café.
Ten en cuenta que en 1982, cuando nosotros surgimos, estábamos recién entrados en la democracia.
Democracia del 78.
Y toda la explosión de La Movida, que fue en los años 80.
Entonces, de todo eso también se puede alimentar.
Es como el jazz.
Gente joven que está viniendo y también gente mayor.
Lo que ha pasado aquí en estos 43 años es un boom, como una historia del jazz español.
Conforme va evolucionando el público,
también va evolucionando la música y se van comunicando unos con otros.
A mí me encanta ver a un niño de diez años o 12 años,
que pueda asistir a un concierto y ver que se pone con los brazos encima de la mesa y empieza a escucharlo.
Y luego, al mismo tiempo, ahí está un señor de 90 años y está como recordando.
Entonces, no hay distinción.
Todo el mundo está abierto y todo el mundo lo puede saborear.
Hubo un concierto, creo que fue en 1989, que fue el grupo de Charles Mingus.
Charles Mingus era un contrabajo, que eran George Adams al saxo,
Don Pullen al piano, Dannie Richmond en la batería,
Cameron Brown en el contrabajo.
Toda esta gente hizo un concierto.
Era como, como una explosión.
Era la misma banda de Charles Mingus.
Una de las más grandes, que actuaba aquí.
Tú escuchas esa energía, esa rabia, esa fuerza...
La gente chillaba escuchando el concierto.
Les echaban flores, le echaban rosas.
Era una explosión de...
De pasión por la vida.
Te contagia una energía de que podrías,
podías conseguir cualquier cosa y todo eso lo comunica la música.
Luego hay otro concierto, cuando el Café Central tuvo una especie de crisis, en el 94,
y entonces vino Tete Montoliu.
Tete Montoliu estuvo durante un mes tocando.
Solamente descansaba los lunes y consiguió levantar todo esto.
Luego también Chano Domínguez ha estado aquí.
Chano Domínguez estuvo tocando todo un mes de agosto,
hace como como nueve o diez años, y llenó todos los días.
Y Joshua Edelman ha tocado aquí 700 conciertos.
Tú imagínate.
Canal Street Jazz Band, por ejemplo.
Ellos hacen música de Nueva Orleans.
Canal Street Jazz Band, ellos llevan juntos desde 1967.
Ben Sidran, por ejemplo, con su hijo Leo en la batería,
que también toca la guitarra y tiene un grupo.
Ben Sidran viene de Manhattan y siempre que viene está como una semana.
Está una semana con nosotros.
Ha tocado en todos mejores sitios y dice:
Para mí el mejor sitio, el mejor café,
es el Café Central.
Por la cercanía, por la acústica.
Es como mi hogar, es como mi casa.
Nunca me siento más a gusto que tocando aquí.
Todo esto forma parte de nuestra historia.
¿Qué otro club puede ofrecer eso?
Lo que intentamos es que la gente se dé cuenta de la oportunidad que tiene de poder escuchar jazz en cualquier momento.
Cualquier día. Un sábado, un miércoles.
Es nuestra memoria.
Nuestra historia.
Forma parte de nuestros recuerdos.
Y qué menos que esto lo puedan disfrutar nuestros hijos, ¿no?
o nuestras parejas o la gente que está a nuestro alrededor, nuestras familias.
No, no podemos prescindir de eso porque no habrá otro.
No habrá otro como el Café Central y luego lo echaremos de menos cuando no esté.
La música en vivo es especial.
Es como si estuvieran cantando solamente y exclusivamente para ti.
Y luego la oportunidad que tienes de,
cuando los músicos bajan, poder hablar contigo,
agrader tú lo que te han dado, por escucharlo.
Eso no está en cualquier parte.
Lo bueno de los conciertos es que siempre hay alguna sorpresa,
siempre hay algo que que no sabes que puede ocurrir.
Un día estaba tocando Miguel Malla con su grupo y entre el público estaba Jorge Drexler.
Jorge Drexler, que tiene un Oscar, por favor.
Y de repente lo invitaron a subir y se sube y luego nadie quería que bajara y al final se convirtió en un concierto de Jorge Drexler.
Todo el mundo estaba pidiendo canciones y todo esto.
Y esto siempre pasa.
Había otro concierto que estaba Yelsy Heredia y entre el público estaba Paquito D'Rivera.
Lo invitaron a Paquito D'Rivera, Paquito D'Rivera forma parte junto con Jerry González,
de la música cubana y música latina.
Entonces nunca sabes quién puede estar en el público.
Van Morrison, Van Morrison vino un domingo a un concierto de Ben Sidran,
Van Morrison, que actuaba en el Jardín Botánico,
con una mujer espectacular y con un sombrero blanco.
Y se sentó entre el público y tuvo que salir antes porque todo el mundo lo reconoció,
al León de Glasgow y se le iban a abalanzar.
Lo bueno de estos conciertos es que puede ocurrir cualquier cosa.
El Café Central va a cerrar sus puertas el 12 de octubre.
Nos lo comunicaron hace una semana.
Teníamos un contrato de cinco años y no hay forma de renovarlo.
Los dueños del local no quieren que tengamos ningún encuentro.
Nuestra intención es seguir, renovar otros cinco años.
Entonces ante esa dificultad hay una plantilla de 35 personas.
Entonces nosotros tenemos que seguir adelante y si no podemos seguir ofreciendo conciertos de jazz aquí en Madrid,
pues nos tendremos que ir a otro sitio y estamos buscando otro local.
El Café Central se fundó el 12 de agosto de 1982.
Llevamos 43 años abiertos.
No se puede cerrar así como así.
Es por la importancia que tiene, por la gente que ha venido, por el respeto.
Gracias a Antiguos Cafés de Madrid por esta iniciativa por pensar en nosotros, por venir aquí a acompañarnos y continuaremos aunque sea en otro sitio.
Y tenemos el mismo equipo, el mismo programador y sobre todo con los músicos que dicen:
Allá donde vayáis, contad con nosotros.
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