西语助手
2025-11-03
A lo largo de seis siglos, el Altar de Gante ha sido quemado, falsificado y saqueado en tres diferentes guerras.
Es, en efecto, la obra de arte más robada del mundo.
Y, a pesar de que ha revelado algunos de sus secretos, otros los ha mantenido escondidos.
En 1934, la policía de Gante en Bélgica escuchó que uno de los paneles del Altar,
con frente y reverso separados, había desaparecido repentinamente.
El comisionado de policía investigó la escena,
pero determinó que un robo en una tienda de quesos era un asunto más urgente.
Doce notas de rescate aparecieron durante los siguientes meses,
y hasta se devolvió una mitad del panel como muestra de buena fe.
Mientras tanto, el restaurador de arte Jeff van der Veken pintó una replica de la otra mitad para exhibirla hasta que apareciese el original.
Pero nunca apareció.
Algunos sospechaban que participó en el robo y que,
al fallar las peticiones de rescate,
simplemente pintó sobre el original y lo presentó como su réplica.
Pero una respuesta definitiva no llegaría por décadas.
Tan solo seis años después, Hitler estaba planeando un gran museo,
pero le faltaba su posición más deseada:
el Altar de Gante.
Conforme las tropas nazis avanzaban, los líderes belgas enviaron la obra a Francia.
Sin embargo, los nazis la requizaron y trasladaron a una mina de sal,
convertida en un almacén de obras robadas que guardaban más de seis mil obras maestras.
Cerca del final de la guerra en 1945,
un oficial nazi decidió que preferiría hacer estallar la mina antes de permitir que cayera en manos de los aliados.
De hecho, los aliados tenían unos soldados llamados "los Monuments Men",
quienes se encargaban de proteger los tesoros culturales.
Dos de ellos se encontraban en servicio a quinientos setenta kilómetros cuando a uno le dio dolor de muelas.
Acudieron a un dentista local, quien mencionó que a su yerno también le apasionaba el arte y los llevó a conocerlo.
Se enteraron de que, en realidad, era un exconsejero de arte de los nazis,
ahora viviendo en la clandestinidad,
y, milagrosamente, les contó todo.
Los Monuments Men idearon un plan para rescatar el arte,
y la resistencia local retrasó la demolición de la mina hasta su llegada.
Dentro, hallaron el Altar, entre otros tesoros mundiales.
El Altar de Gante, también conocido como "La Adoración del Cordero Místico" por su tema central,
consta de doce paneles que retratan el relato bíblico.
Es una de las obras de arte más influyentes de la historia.
Cuando Jan van Eyck la finalizó en Gante en 1432,
fue considerada inmediatamente el mejor cuadro en Europa.
Durante milenios, los artistas usaron pintura al temple, hecha a base de pigmento y yema de huevo,
que creaba colores vívidos pero opacos.
El Altar fue el primero en enseñar las singulares posibilidades de la pintura al óleo,
permitieron a Van Eyck capturar luz y movimiento de una forma nunca antes vista.
Para esto usó pinceles en ocasiones tan minúsculos como un solo pelo de tejón,
y al plasmar lugares característicos de Gante,
flores botánicamente reconocibles y rostros naturales,
el Altar fue precursor de un movimiento artístico al que más tarde se le conocería como "Realismo".
Sin embargo, un trabajo de conservación llevado a cabo en 2019 descubrió que durante siglos el público había observado una obra extremadamente alterada.
Debido a docenas de restauraciones, casi un 70% de ciertas secciones habían sido repintadas.
Conforme los restauradores removieron estas capas de pintura,
barniz y suciedad, descubrieron colores vibrantes y edificios enteros que por mucho tiempo estuvieron invisibles.
Otros detalles eran más inquietantes.
Las cuatro orejas del cordero místico por mucho tiempo dejaron atónito al público,
pero el equipo de conservación descubrió que el segundo par era,
en realidad, pentimento, un eco de las capas inferiores de pintura que emergen cuando las nuevas desaparecen.
Restauradores anteriores habrían pintado sobre el cordero original,
lo que consideraron una versión más agradable.
Quitaron estas capas de pintura y descubrieron que el original era sorprendentemente humanoide.
Los restauradores aclararon también si van der Veken simplemente había devuelto el panel perdido en 1934.
No fue así.
Se confirmó que era una réplica, así que el original sigue perdido.
Pero había una pista final: un corredor de bolsa de Gante,
en su lecho de muerte un año después del robo,
sacó a la luz una nota de rescate que nunca fue enviada.
Decía asi: "Se encuentra en un lugar en el que ni yo,
ni nadie más, podría sustraerlo, sin llamar la atención del público."
El caso sigue asignado a un detective de Gante,
pero a pesar de que cada año hay nuevas pistas,
aún falta por ser encontrado.
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