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Es posible que alguna vez hayas escuchado la famosa frase «Algún día quiero hacer el Camino de Santiago».

El Camino de Santiago es un conjunto de rutas de peregrinación que termina en la Catedral de Santiago de Compostela,
en Galicia, al norte de España.

Es uno de los lugares de peregrinación más conocidos del mundo entero y tiene una mágica historia detrás.

Era el año 830.

Un día un ermitaño vio unas curiosas estrellas que alumbraban un lugar en un bosque cercano.

Este extraño fenómeno se repetía cada noche.

Al final, el ermitaño decidió avisar al obispo.

Este investigó la zona y descubrió tres sarcófagos,
los de Santiago el Mayor, uno de los apóstoles de Jesucristo y sus dos discípulos.

El obispo, asombrado por haber encontrado al apóstol Santiago, avisó al rey de entonces, Alfonso II.

Rápidamente el rey Alfonso reunió a toda su corte y fueron hasta Santiago,
recorriendo más de 300 kilómetros.

Él fue el primer peregrino del camino.

Una vez en Santiago, Alfonso construyó una capilla,
en el lugar donde aparecieron los restos del apóstol.

Con el paso de los años, la capilla fue reconstruyéndose y haciéndose más grande hasta que en el año 1075 nació la catedral que podemos visitar hoy en día,
con algunas modificaciones.

La Catedral de Santiago de Compostela.

Al mismo tiempo, la noticia se difundía rápidamente por todo el mundo cristiano y cada vez llegaban más y más grupos de peregrinos a Santiago,
hasta convertirse en uno de los lugares de peregrinación más importantes de todo el planeta.

El camino no es cosa del pasado.

Todos los años llegan miles y miles de peregrinos a Santiago, y cada año son más que el anterior.

Tan solo en el año 2019 llegaron a Santiago 347.578 peregrinos.

El Año Santo Compostelano o Año Santo Jacobeo es una cita muy especial con el Camino de Santiago,
ya que solo se celebra 14 veces cada 100 años.

Para saber si este año es Jacobeo, mira el calendario y busca el 25 de julio.

Si cae en domingo, la respuesta es que sí.

Si quieres hacer el Camino de Santiago hay varias cosas que debes saber.

Por ejemplo, que no hay una única ruta.

Está el Camino francés, que empieza en los Pirineos,
el Camino de la Costa, que empieza en el País Vasco francés,
el Camino Primitivo, que empieza en Oviedo,
porque de ahí salió el primer peregrino,
Alfonso II, ¿recuerdas?

El Camino de la Plata, que empieza en Sevilla,
el Camino portugués, que empieza en Portugal,
el Camino inglés...

Una vez elegida la ruta, puedes hacerla de distintas formas,
a pie, en bicicleta, a caballo, en barco de vela,
en silla de ruedas, aunque lo más común es hacerla a pie o en bicicleta.

En la catedral más cercana a tu punto de partida comprarás la credencial del peregrino,
una especie de carné del peregrino que te sellarán en los lugares por los que pases.

Cuando llegues a Santiago, con la credencial llena de sellos,
conseguirás la Compostela, un certificado en latín que acredita que has completado la peregrinación.

Durante el camino necesitarás descansar.

Para eso están los albergues, lugares de encuentro y descanso de los peregrinos.

Los hay de muchos tipos, como de donativo, públicos o privados.

Para no perderte, siguen los mojones y las flechas amarillas.

Los mojones del Camino de Santiago son piedras inconfundibles.

En ellos está grabada la concha de Vieira, uno de los grandes símbolos del camino.

También puedes encontrar letreros y montículos de piedra que te llevarán por la dirección correcta.

Antiguamente se caminaba con la ayuda de un bordón,
un bastón de madera más alto que el propio peregrino,
en los que se solía llevar una vieira y una calabaza llena de agua fresca.

Todavía puedes hacerte con uno de estos bastones o,
si lo prefieres, puedes utilizar una alternativa más moderna,
como los palos de trequín.

Unos últimos consejos.

No llenes demasiado tu mochila, lleva unos buenos zapatos y no olvides la gorra,
las gafas y la crema de sol.

Muchos peregrinos dicen que el camino les hizo ver la vida de otra manera.

Lo cierto es que es una experiencia espiritual que puede disfrutar cualquier persona,
sin importar su religión.

Desde ProfedeELE podemos explicarte algunas cosas sobre el camino,
pero para entenderlo hay que caminarlo,
vivirlo y sentirlo.

¿Cómo decía el gran poeta Antonio Machado?

Caminante no es camino, se hace camino al andar.

¡Buen camino!